viernes. 29.03.2024

Las "dos marías", como se conocen popularmente las hermanas Maruxa y Corelia Fandiño, fallecidas hace más de tres décadas y cuya estatua en el parque de la Alameda constituye uno de los símbolos de Santiago de Compostela, reposan desde hoy en una misma tumba tras una iniciativa popular. La asociación Ateneo de Santiago, tras una colecta popular ante la degradación de las sepulturas en el cementerio de Boisaca, consiguió reunir fondos para rehabilitar el sepulcro, instalar sus restos mortales juntos, y colocar una placa en memoria de ambas.

 

Las dos mujeres, que ejercían de costureras y durante años acostumbraban a pasear de tarde por el citado parque compostelano maquilladas y vestidas con alegres y extravagantes colores, acapararon la atención hasta el punto de convertirse en un símbolo. Una estatua en el parque de la Alameda recuerda a ambas y es todavía uno de los lugares preferidos de los visitantes para fotografiarse. Uno de los promotores de esa iniciativa popular, Xosé Ramón Pousa, indicó a Efe que el objetivo del Atenero era "recuperar del abandono" la "tumba original" de las dos hermanas mediante una "colecta" entre la población que ha logrado suficientes fondos para reunir sus restos mortales. Maruxa y Coralia, nacidas en 1898 y 1914, respectivamente, y fallecidas en 1980 y 1983, se convirtieron en las décadas de 1950 y 1960 en dos controvertidas figuras, consideradas "solteronas" para algunos, "comunistas" para otros, o un símbolo de resistencia al régimen opresor para una parte de la población.

 

Las dos hermanas, que se habituaron a recibir bien piropos o burlas de estudiantes o paseantes de los jardines compostelanos, nacieron en el seno de una familia de once hermanos que sufrió de pleno la represión franquista. Ambas sufrieron todo tipo de humillaciones y vejaciones por parte del simpatizantes del régimen, pero alcanzaron cierta popularidad entre una parte de la población que les ayudó con caridad a afrontar el estigma. Varios de sus hermanos se vieron obligados a huir o esconderse en la clandestinidad, mientras otros fueron sometidos a torturas y a años de reclusión por su militancia anarquista en el periodo más cruel posterior a la Guerra Civil.

 

Las dos mujeres, que vivieron primero durante la República, posteriormente la dictadura de Franco y finalmente el principio de la transición a la democracia, apenas tuvieron relación social ni solían expresar sus ideas políticas, pero han conquistado con su persistencia un destacado lugar en el corazón de Compostela, con una estatua no lejos de otra en honor de un ilustre aunque no menos extravagante personaje, el escritor Ramón María del Valle Inclán. EFE

Las "dos Marías", un símbolo de Compostela, reposarán en una misma tumba