viernes. 29.03.2024

Consumir huevos no tiene ningún secreto. Hacerlo evitando riesgos, sí. Sabroso, barato y con unas propiedades nutricionales excelentes, te lo contamos todo sobre los huevos: cómo distinguir los frescos de los viejos, cómo manipularlos, cómo conservalos y cómo tomarlos de manera adecuada.

 

La frescura es vital

El huevo es un alimento rico en vitaminas y proteínas, que se utiliza en multitud de elaboraciones gastronómicas y que requiere de algunos cuidados, tanto a la hora de comprarlos como al conservarlos en casa y manipularlos.

 

Haz la prueba del vaso del agua Pierden su frescura rápidamente, más si están a temperatura que refrigerados, aunque pueden consumirse hasta 28 días después de su puesta.

 

La yema y la clara deben ser consistentes y la cáscara debe estar intacta y limpia. Todos estos síntomas revelan que el huevo es fresco, aunque para comprobar la frescura existe una sencilla e infalible práctica: la prueba del vaso con agua.

 

El huevo estará fresco si al sumergirlo en agua con un 10% de sal disuelta permanece en el fondo del recipiente. Si flota, deséchalo (no te equivoques con los huevos ya cocidos, que flotan). Los huevos viejos, además, cambian de densidad, debido al aumento de espacio de la cámara de aire que hay entre la membrana interna y la externa. La cáscara del huevo nuevo es áspera y opaca. Cuando es viejo, es más lisa y gana brillo.

 

Si el huevo está agrietado, deséchalo, para evitar riesgos sanitarios. Una vez abierto, un huevo fresco no debe presentar olor de ningún tipo.

 

La clara debe ser limpia, translúcida y gelatinosa. Si la clara no presenta estas características y la yema no ofrece relieve, es muy probable que el huevo esté envejecido. A medida que un huevo pierde frescura, la yema pierde consistencia y se desparrama.

 

Los huevos deben conservarse siempre en el frigorífico, donde se suelen colocar con la punta más fina hacia abajo. Saca de la nevera sólo los huevos que vayas a consumir y respeta la fecha impresa en el propio huevo y el envase. Evita exponer los huevos a variaciones de temperatura.

 

¿Es malo consumir muchas cantidades?

Es un alimento bastante nutritivo. Contiene proteínas tanto en la clara como en la yema. La clara se compone de muchas vitaminas y aporta entre un 10% y un 20% de la cantidad diaria recomendada de vitaminas A, D, E y K. Los huevos también tienen minerales, como fósforo, selenio, hierro y zinc.

 

Mito del colesterol

En 1973 la Asociación Americana del Corazón recomendó limitar su ingesta semanal a tres unidades por su alto contenido en colesterol (200mg por huevo) y los responsables sanitarios transmitieron esa instrucción a la población. Múltiples estudios posteriores, sin embargo, han desmentido esa idea. Cualquier alimento tomado puede ejercer un efecto negativo en la salud del consumidor. En el caso de los huevos no se debe abusar tampoco. Pero tomar un huevo cada día no aumenta el riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares y tampoco eleva el nivel de colesterol en sangre en personas sanas, como afirman algunas creencias populares.

 

Por tu seguridad, cuidado con las yemas crudas Todas estas virtudes pueden convertirse en un riesgo si el alimento se manipula de forma inadecuada. Por eso hay que hacerlo con escrupulosidad. El tratamiento térmico tiene especial importancia, tanto desde el punto de vista nutricional como sanitario. El calentamiento no solo facilita la digestión de las proteínas de la clara, sino que ayuda a liberar vitaminas y minerales y destruye posibles microorganismos contaminantes.

 

De hecho, no es recomendable, consumir grandes cantidades de huevo crudo. Es más, este contiene una sustancia denominada avidina que puede originar una deficiencia vitamínica al bloquear la absorción de biotina, problema que se ha observado en culturistas que toman abundante clara cruda.

 

Pero es que el calor también se recomienda para evitar intoxicaciones como la provocada por las bacterias salmonella. Alcanzar una temperatura de 70 °C al menos durante un par de minutos en todo el alimento garantiza su eliminación. Una vez cocinados, no obstante, lo más prudente es refrigerarlos si no van a comerse en un breve espacio de tiempo y volver a alcanzar esa temperatura al recalentarlos.

 

En último término, la forma de preparación del huevo también influye en sus propiedades nutricionales: el huevo frito aporta más calorías y grasa que si lo cocinamos hervido o pasado por agua. Y recuerda que la yema es la parte más calórica. Es decir, cien gramos de solo yema tienen más calorías que cien de huevo completo.

 

Tipos y valores nutricionales

Los huevos que se venden habitualmente en las tiendas están clasificados por su calidad y su peso y tamaño, aunque en los establecimientos únicamente los encontraremos de categoría A, que es la mejor. Los de categoría B presentan algún defecto y sólo se utilizan en la industria alimentaria, no se ponen a la venta en las tiendas. Por peso y tamaño podemos encontrar huevos talla XL, que son los de más de 73 gramos; de categoría L, los de entre 63 y 73 g; los M, de entre 53 y 63 g; y los P, de menos de 53 gramos.

 

En ocasiones algunos huevos indican en el envase las palabras Extra o Extrafrescos, lo que indica que se ponen a la venta durante los 9 días siguientes a su puesta.

 

Significado de los códigos

Los huevos lucen un código que indica el tipo de cría de las gallinas ponedoras y que se cifra del 0 al 3: 0 para gallinas ecológicas. Salida permanente al aire libre y pienso ecológico.

 

1 para las gallinas camperas. Con salida permanente al aire libre. 2 para las criadas en el suelo. Las gallinas pueden moverse dentro de un gallinero cubierto. 3 para las criadas en jaula. Se alojan en jaulas para facilitar la recogida de huevos. Las dos letras siguientes indican el país de procedencia del huevo y los siguientes dígitos identifican la granja concreta con un número para la provincia, otro para el municipio y el resto es la explotación dentro de ese municipio.

 

 

10 consejos de uso

Un alimento tan popular y consumido en todo el mundo como el huevo parece que no tiene secretos.

 

Pero no es así. Manipular los huevos requiere de precauciones y también preparlos para ser consumidos, ya sea en algún plato preparado o los huevos solos cocinados, normalemente cocidos o fritos: Compra siempre huevos con la cáscara intacta y limpia, y con la fecha de consumo preferente impresa en el envase.

 

No los laves, ni siquiera antes de meterlos en el frigorífico para su conservación.

 

El agua puede facilitar la entrada de gérmenes en el huevo. Si están muy sucios pueden lavarse justo antes cocinarlos para no dañar la retícula que los protege de la entrada de bacterias. En general, la humedad y los huevos son malos compañeros.

 

Cuidado al romperlo, ya que la contaminación ambiental podría pasar de la cáscara a la yema. No rompas el huevo en el borde del recipiente donde lo vayas a batir y no separes las claras de las yemas con la propia cáscara del huevo.

 

Cocina bien los alimentos que lleven huevo, puesto que el calor mata a bacterias como la salmonela.

 

Para los que si los los huevos no se desparramen, si se rompen al cocerlos, añade un poco de vinagre antes de que hierva el agua. Cuaja bien las tortillas y mantenlas refrigeradas si no se van a comer de inmediato.

 

Prepara la mayonesa con la máxima higiene y consérvala en el frigorífico hasta su consumo, pero como máximo 24 horas si está hecha con huevo fresco.

 

Guárdalos en el frigorífico. No dejes los huevos ni los alimentos que los contengan sin refrigerar. Sácalos de la nevera justo cuando los vaya a usar. Conserva los huevos alejados de olores extraños que pueden afectar a su sabor. Y por supuesto, desecha los huevos con olores o sabores extraños.

 

Fuente artículo: ocu

Huevos, tómalos frescos y desecha los viejos