viernes. 19.04.2024

El sector del taxi en Vigo decidirá el próximo lunes si paraliza cada día la mitad de la flota ante la falta de actividad, que se ha traducido en un desplome de sus ingresos que ronda el 75 por ciento. En Vigo hay 450 licencias de taxi de las que viven 700 familias, las cuales atraviesan un momento crítico a causa de una pandemia que ha obligado a los taxistas a trabajar dos días y librar uno para poder repartir entre todos un pastel que no hace sino menguar. “La pandemia va a ser muy larga.

 

Los aeropuertos no trabajan, a las estaciones de tren o autobús no viene nadie porque la poca gente que viaja lo hace en coche por seguridad. No tenemos turismo ni congresos, no tenemos nada. Tampoco tenemos ocio, sin discotecas ni bares”, explica Manuel Choren, presidente de la Asociación de taxis de Vigo y provincia de Pontevedra.

 

“Lo de la hostelería nos ha jodido bien”, asegura una taxista que prefiere no revelar su nombre y que resume así un sentimiento extendido en todo el colectivo, que ve en cada restricción al sector de la restauración un nuevo clavo en el ataúd del sector de taxi, enormemente castigado. “Hay compañeros que no pueden asumir los gastos relativos a la explotación y han solicitado excedencias o baja temporal.

 

La licencia queda en suspenso y el taxista puede dedicarse a otra actividad si la encuentra, pero nos sigue acumulando deuda por autónomos, impuestos o gestoras”, explica Roberto Costas, portavoz de la Asociación Élite Taxi. Las paradas, a la vista están, lucen más llenas que nunca, con taxistas esperando a clientes que no llegan y resignados a trabajar el doble de horas cada día que salen a rodar para tratar de facturar lo que antes lograban en la mitad de tiempo.

 

Si antes de la pandemia trabajaban seis días a la semana y libraban uno solamente “para ser mileuristas”, ahora trabajan dos de cada tres exclusivamente para mantener viva la licencia y el taxi a la espera de que lleguen tiempos mejores. “No podemos hacer, como servicio público que somos, un cese de actividad. Si pudiésemos muchos dejaríamos de trabajar”, explica Chorén, que habla de una “situación crítica”, y de “compañeros desesperados”, sobre todo aquellos que se endeudaron para adquirir el traspaso de una licencia. Ante una situación así, lo que reclama el gremio son ayudas de las administraciones, que entienden que son pocas y mal estructuradas.

 

“La Xunta sacó una ayuda específica para el sector del taxi pero no nos podemos acoger a ella porque un requisito indispensable es demostrar los ingresos reales de 2019, pero como nosotros vamos por módulos no podemos demostrar esa facturación”, critica Costas. “Somos un servicio público que depende de las tres administraciones, y se pasan la pelota infinitamente porque dependemos de las tres”, añade en una queja que se parece como dos gotas de agua a la que esgrimen los hosteleros. Por eso, según Choren, “lo ideal sería que nos juntásemos todos los sectores afectados y que hiciéramos algo fuerte para que se nos escuchara. Pero cada uno va por su lado y nos van toreando”.

 

Choren reclama la una federación fuerte en Galicia, con capacidad para presionar en el conjunto de la comunidad, porque el taxi da de comer a un total de 4.000 familias. Mientras tanto, no les queda otra que resignarse a disminuir la cantidad de días que salen a la calle, porque si saliesen todos los taxistas todos los días no habría “pan para todos”. La duda está en decidir si trabajan uno de cada dos o dos de cada tres, y la respuesta deberá darla el colectivo el próximo lunes.

Taxistas de Vigo barajan paralizar la mitad de la flota por caída de demanda