El Celta de Vigo está haciendo una profunda renovación en su plantilla con el objetivo de encarar la próxima temporada en su mejor estado de forma. Así, en los últimos días el club celeste ha incorporado a una gran cantidad de jugadores nuevos a sus filas: el centrocampista Denis Suárez, procedente del Barça; el delantero Gabriel Fernández, llegado desde el uruguayo Club Atlético Peñarol; el defensa Joseph Aidoo, del Genk; y el central Jorge Sáenz y el delantero Santi Mina, ambos procedentes del Valencia. Estas nuevas altas buscan alejar al Celta de los puestos de descenso, una posición con la que el club vigués estuvo coqueteando a lo largo de la pasada temporada.
Recordemos que el equipo comandado por Fran Escribá finalizó como decimoséptimo en la tabla con 41 puntos, tan solo 4 más que el primer equipo descendido, el Girona. La mala actuación durante la campaña 2018/19 no solo le ha pasado factura al club en lo deportivo, sino también a nivel de confianza con la afición.
Así, el equipo celeste no se encuentra hoy en día entre los nombres que muestran los prónosticos del próximo ganador de La Liga, aunque ya se sabe que en el mundo del fútbol todo puede pasar. Lo que sí parece estar claro es que, para poder sumar nuevas caras en el banquillo, hay que deshacerse de algún que otro jugador.
Por el momento, el Celta ya ha oficializado la salida de Radoja, Cabral, Eckert, Jensen, Hjulsager, Robert Mazan y Maxi Gómez. Además, también se está buscando una salida a Roncaglia y Beauvue, que no entran dentro de los planos del técnico valenciano.
A todos ellos debemos sumarle ahora a Emre Mor, cuya cesión por fin ha sido confirmada por el club. La salida del jugador turco era un secreto a voces, y aunque a finales del mes de julio todavía seguía entrenando en A Madroa, todo hacía presagiar que sus horas en el banquillo celeste estaban contadas. De hecho, días antes de que se hiciera oficial su marcha, algunas cajas pertenecientes a sus botas de fútbol aparecían en un contenedor cercano al estadio.
Una imagen que, unida a la negativa del jugador a hacerse fotos en su último entrenamiento con el Celta, hacían pensar que su salida del club estaba ya en marcha. De esta forma, Emre Mor pondrá rumbo a Turquía, en donde se sumará a las filas del Galatasaray, el actual campeón de la liga turca. El jugador llega a esta entidad gracias a la insistencia del propio entrenador del equipo, Fatih Terim, que conoce el juego de Mor desde que lo convocó para la Eurocopa de 2016.
El técnico quedó gratamente sorprendido por la actuación del jugador en aquel torneo y no dudó en solicitar sus servicios cuando se enteró de que la entidad celeste quería darle una salida al delantero. Así, Mor jugará en calidad de cedido durante la próxima temporada en el equipo turco, quien ha tenido que pagar por esta operación un millón de euros al Celta.
Además, el Galatasaray también se reserva una opción de compra cercana a los 7 millones de euros para incorporar al delantero de forma definitiva al terminar la próxima temporada. De darse el caso, el Celta recuperaría poco más de la mitad de la inversión que hizo hace ahora dos años.
Recordemos que el fichaje de Emre Mor se convirtió en el más caro de la historia de la entidad celeste al desembolsar por sus servicios cerca de 13 millones de euros. Una elevadísima cifra que no ha tenido el resultado esperado sobre el terreno de juego: en dos años ha jugado doce veces como titular y tan solo ha marcado un gol.
La llegada del jugador turco en verano de 2017 prometía ser un soplo de aire fresco para un Celta que andaba necesitado de gol. Sin embargo, su difícil adaptación al club y su indisciplina han sido una fuente inagotable de problemas para el club, con el que todavía tiene contrato hasta 2022. Con Mor ya en Turquía, el Celta continúa inmerso en una intensa pretemporada que de momento va viento en popa. En su último encuentro contra el Unión Berlín, que tuvo que ser suspendido por una intensa tormenta y reanudado al día siguiente, los de Escribá se impusieron por 3 goles a 0.