martes. 23.04.2024

La periodista de la Radio Galega Begoña Caamaño, que falleció a los 50 años a consecuencia de un cáncer, dejó una carta escrita a la cantante Uxía, una suma de letras que elaboró la comunicadora al conocer su enfermedad y en la que expresó: "Morir tras una vida así es, en realidad, una suerte".

 

Esta mujer, que destacó por su labor informativa, así como por la faceta de novelista -en 2012 obtuvo el reconocimiento de la Asociación Española de Críticos Literarios por la obra en gallego "Morgana en Esmelle"- cuenta en esta misiva, escrita íntegramente en gallego y dirigida a su íntima amiga, que ni siquiera puede decir que su deceso le resulte injusto.

 

En el documento, reproducido por la publicación "Sermos Galiza" después de que Uxía le diese lectura en un acto de homenaje a Begoña Caamaño celebrado en Compostela, concretamente en Boisaca, se ve que la comunicadora viguesa muestra su profundo optimismo y hace gala de un carácter realista.

 

Como luchadora por los derechos de la mujer, de los trabajadores y de los más desfavorecidos, expone que "no voy a mentir diciendo que por veces no tengo miedo y rabia, pero es más por la incertidumbre que por la muerte en sí misma", porque "putada, lo que se dice una putada grande y real, sería haber vivido una vida de mierda".

 

Y lo ejemplifica: "Estar desde los seis años hurgando en la basura de los vertederos de Antananarivo, o desde los ocho tirando de una vagoneta de carbón en Bolivia, o desde los once encerrada en un burdel de Bangkok. Tener una vida tan miserable que te haga desear la muerte como un alivio". Ésa, prosigue, "es la gran putada... y hay millones de personas que sufren la vida, porque realmente la sufren cada día", de modo que "haber tenido una vida tan buena, tan rica, tan llena de conocimientos, curiosidades y, sobre todo, afectos, es un regalo".

 

Con ello concluye que sentir miedo ante la despedida, cuando una vida fue tan rica e intensa, es normal, pero "morir tras una vida así es, en realidad, una suerte... cuánta gente moriría por vivir la mitad de lo que yo tuve".

 

Begoña Caamaño reconoce que, aún en sus circunstancias, sentía felicidad, por extraño que parezca, y por su mente pasaba la idea de irse como ocurre en un cuadro de Leandro Lamas que la propia Uxía le regaló: con una fiesta tranquila, viendo a todos los seres queridos, hablando un poco con cada uno de ellos, brindando, y escuchando de la artista por última vez el "Alalá das Mariñas".

 

Después, adormecerse, ir notando que el sueño vence, esa voz suena cada vez menos, las expresiones se van desdibujando y se pierden las individualidades hasta confluir en una única sonrisa, cálida y amable como el sol de un día de junio. "Es mi último íntimo gran deseo. Egoísta, sin duda, pues en absoluto me preocupa la 'otra parte', vosotros y vuestra tristeza y desconsuelo. Pero la vida fue tan buena conmigo, tan buena con todos vosotros, que hasta nos está dando el tiempo suficiente para irnos haciendo a la idea y que el salto definitivo no sea tan traumático y trágico". En esta carta mostraba su deseo de vivir otros 47 años más, y murió con 50, y esta sensación también la justificaba:

 

"Siempre tenemos ese apego", sobre todo "los que sabemos" que pese a las amarguras vivir compensa. Por último, cerraba Begoña el texto con el deseo de que el dolor de sus allegados fuese cada vez menos, y más sereno, más calmado.

 

Les recomendaba consolarse mutuamente y pedía que, si les parece que ella se lo merecía, brindasen juntos, hasta cerrar con "Bicos, Uxi. Quérote pola vida". Durante su trayectoria en la Radio Galega Begoña Caamaño alternó etapas en los servicios informativos con otras en programas culturales. En el ámbito sindical llegó a ocupar el cargo de presidenta del Comité Interempresas de la CRTVG.

Begoña Caamaño: "Morir tras una vida así es, en realidad, una suerte"