viernes. 19.04.2024

En sus composiciones hay siempre un trasfondo, esta es la premisa con la que el cantautor Andrés Suárez se ha enfrentado a la hoja en blanco al encarar su nueva "empresa", la de escribir su primer libro, "Más allá de mis canciones", con la inspiración de las musas, en su caso "de meigas". Este ferrolano, de Pantín, algo que remarca, quiso centrarse en mimar los recuerdos y la palabra, todo ello sintiéndose sumamente vivo después de haber grabado siete discos y de no perder jamás el entusiasmo por este negocio, el de las canciones, que "todavía me excita".

 

Como un fino estilista del verbo, ha contado en una entrevista con EFE, durante la promoción hoy de su obra en su comunidad natal, que ha juntado letras por un mundo mejor, las cuales reflejan todo aquello que no se ha atrevido a llevar ante un micrófono, y que a la vez sirve de homenaje a los que nunca le han pedido ser parte de uno de sus temas, pero que están en todos. Con una sensibilidad de las que tocan la fibra, detalla que la portada tiene mucho que ver con su padre, con Ortigueira, el lugar del que procede y en el que Andrés tanto "remó", pero tampoco olvida a su madre, a la que no da por perdida aunque nunca más pueda volver "a escuchar su canto", puesto que "por ella habito solo la parte del mundo que suena".

 

El niño fruto de ese matrimonio, que soñaba con ser "domador de olas", se ha metido ahora a autor, que no a poeta, porque su prosa es fruto de las "semillas que lo inspiraron" en su gran vocación, la música. "Ejercitar la palabra es maravilloso", resalta, y en este trabajo publicado por Aguilar es lo que ha hecho, a las seis de la mañana en días consecutivos, con un café en la mano y con el aprendizaje añadido de "crecer en soledades", bajo el amparo del respeto máximo hacia un nuevo oficio. Un año volcado y asumiendo que la selección era complicada.

 

Él haría un libro infinito, pero no ha sido así, al menos literalmente, y, en ello, cree que fue su propia memoria la que lo limitó, dado que elegir se le antojaba harto complicado, "es algo muy, muy duro". Este texto escrito es su nuevo hijo, va por la tercera edición en apenas semana y media, y es algo que lo alegra, aunque tuvo pánico, pero "ya es tarde para sentir miedo". Esos momentos que son muy suyos, y verdades, los ha redactado y releído; no en vano este francotirador de la hermosura canta lo que besó, y lo que mecanografía sucedió, precisa. No se considera, en ningún caso, un referente este chico que se esfuerza en "no dejar de conquistar" y que opina que "la putada y la pena es cuando a uno ya le da igual su trabajo, creo que ese es el final de una carrera y para siempre".

 

No es el caso de este gallego, que ha sufrido al coincidir su promoción con la resaca de la oleada incendiaria que ha afectado a su tierra, por la que siente una dependencia y "morriña" tan grande que todo le hace indicar que sus días en Madrid, donde se ha sentido infinitamente bien tratado, están contados.

 

De los fuegos, si son intencionados, por placer o interés, algo que le da igual, dice que los autores no deberían tener prisa "en quedarse a mirar lo rojo", en lo que ha sido una "devastación" de los bosques, de las casas, de las viviendas, de las personas, de la fauna. "Impotencia" es lo que ha sentido este músico cuya agenda viajera revienta por las costuras, puesto que se encuentra inmerso además en plena gira musical, "Desde una ventana Tour", por la cual estará mes y medio "a un día por ciudad, y yo, encantado". Su apreciación no es baladí, menos a sabiendas de que no duerme más de un día en la misma cama y de que está acostumbrado a habitar en los hoteles. "Me encanta andar con la maleta a cuestas y con mi guitarra. A veces duermo con ella. Es... mi novia", concluye alguien que ha manuscrito los lugares sagrados, personales e icónicos de su memoria.

Andrés Suárez, cantautor, de su primer libro: "Me inspiran mucho las meigas"