Nieves Cabo Vidal se ha convertido este domingo en la primera persona en Galicia en recibir la doble dosis de la vacuna contra la covid-19 y ha contado que hacer historia por esto es "una cosa maravillosa". El pasado 27 de diciembre, esta usuaria de la compostelana residencia Porta do Camiño se situó, por pura casualidad, en la mismísima cabeza para la administración del vial de Pfizer-BioNTech, y ese momento fue, lógico, de los más fotografiados televisados.
Lo mismo ocurrirá con el de hoy, por lo que ha decidido ir bien elegante, con tonos violáceos en su blusa y su chaleco, una coqueta chaqueta gris y, por supuesto, broche. Así le han dado las 8:23. Ella misma lo ha visto en su reloj. Y todo listo. El brazo lo había colocado perfectamente y del resto casi ni se enteró.
"Estoy bien, bien, bien. Ni la sentí siquiera", ha contado, para que así lo transmita la prensa. Los medios no han podido acceder al interior, tampoco ella salir, debido a la situación de máximas restricciones contra la amenaza de la covid-19. Pero esta gallega, con su ya conocido desparpajo, se ha encargado de que el mensaje de que el antígeno ha de tener una gran aceptación, cale. Cargando con sus 82 años y sus recuerdos, esta mujer, cuyo pelo es como su nombre, se despidió del resto, apretando el paso.
"Esto es una cosa maravillosa", espetó, para que así quedase grabado. Con una sanitaria habló Nieves de su deseo de que el éxito de esta diana sea tal que termine con la crisis sanitaria. "Ojalá", le respondió la enfermera a la que se dirigió y que voluntariamente administra el antídoto. Nieves abandonó el lugar muy rápido y con una sonrisa perenne. En un momento de la grabación facilitada por la Xunta parecían decirle algo, por lo bajito. Consejos, semejaban. Con todo, sea como fuere, ella, cual experta, responde: "Vale, vale, vale".
Esta vivaracha anciana, originaria del lugar de Luaña, en el ayuntamiento de Brión (A Coruña), quiso ingresar en un centro sociosanitario de manera voluntaria para no dar trabajo a sus descendientes. Allí tiene fama de ser tan grande como cercana. Y, de paso, de hacer felices a los demás.
