viernes. 29.03.2024

No suelen casar bien los conciertos de rock y los auditorios con butacas. Retumba la batería, vibra el bajo y el público está incómodo cuando está sentado. Y más cuando en el escenario está Vetusta Morla, un grupo cuyos éxitos son himnos, por lo que es casi una impertinencia quedarse quieto.


Se notaba una incomodidad inicial entre los asistentes al Pazo da Cultura de Pontevedra, adonde llegaron los madrileños para presentar su tercer disco, 'La deriva'. La gente -de edades entre los 20 y los 40 años, con mayoría femenina- levantaba de entrada los brazos sentada o movía las manos en poses un tanto forzadas. Pero cuando a la tercera canción el cantante, Pucho, refirió el consabido "buenas noches, Pontevedra", las estrecheces del foro se habían olvidado.


El personal estaba en pie, bailaba, aplaudía y coreaba a la banda. Arrancaron los Vetusta con cinco temas de su nuevo trabajo, que acabaron tocando por entero, trufado con los éxitos de sus dos discos previos. 'La Deriva', 'Fuego', 'Golpe maestro', 'La mosca en tu pared' y 'Pirómanos' sonaron casi sin pausa. Pucho cantaba las frases, de mayor contenido político que en años previos -"cambiaron paz por deudas", "la patrulla nos detuvo por mirar", etcétera- mientras daba pasitos laterales, sin despegarse del micrófono. Le acompañaba diligentemente a su derecha Guillermo Galván a la guitarra, y a la izquierda, Álvaro Baglietto, contundente con el bajo, y Juanma Latorre, el otro guitarrista, mientras David García aporreaba tambores detrás.


Tras este inicio la banda dio paso a dos de sus clásicos, 'Lo que te hace grande' y 'Un día en el mundo', de su segundo y primer LP, respectivamente. Rugieron las gargantas del respetable. 'Guapo', gritaba insistentemente, a cada pausa, una joven de la parte superior del teatro. 'Sois unos cracks', opinaba otro, enfervorecido. La puesta en escena de la gira es sobria, sin juegos de luces espectaculares que despisten de la música, salvo algún guiño gracioso como el que ilustró el 'Tour de Francia', tema que rinde homenaje a la reconocida práctica de echarse la siesta mientras los ciclistas se ahogan en la carretera, y en el que los focos representaron la bandera tricolor gala.


Para entonces ya había sonado 'Valiente', uno de los primeros éxitos del grupo, que acabó de desatar a los asistentes, algunos de los cuales saltaron de sus puestos y se lanzaron a las escaleras para botar a gusto. Tras 'Fiesta mayor' llegó la primera y breve pausa. "Vamos a seguir un poquito", explicó Pucho a la vuelta, para pasar a presentar a la banda y dar las gracias a los teloneros, los mexicanos Zoé. Tras eso, atacaron el tema que cierra 'La deriva', 'La sonata fantasma', seguido de 'Sálvese quien pueda' y 'El hombre del saco'. Jadeantes, se retiraron y volvieron a salir para cumplir dos horas de música con 'Los días raros'. "Hay mucha esperanza en la tierra', reconfortó el cantante antes de hacer mutis. Los aplausos tardaron en apagarse.

 

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