jueves. 28.03.2024

Los investigadores que se hicieron cargo de indagar el doble crimen de Arbo (Pontevedra) apreciaron desde el primer momento indicios "claros" de que Arturo Domínguez, el único acusado de los dos asesinatos, fue quien mató a su expareja, Beatriz Rodríguez, y al novio de ésta, Sergio Rodríguez, en julio de 2015. Al principio, según el guardia civil que dirigió la investigación, le llamaron -al igual que a los familiares más cercanos- para conocer los últimos movimientos de las víctimas y apreciaron en él una actitud "obsesiva" y "controladora" hacia Beatriz.

 

"Tenía que ser suya, su vida estaba enfocada a ella", ha explicado. A los agentes les pareció "raro" que, debido a esa obsesión, Arturo Domínguez no estuviera "nervioso" ni preguntara qué le había pasado a Beatriz o dónde estaba cuando, oficialmente, la mujer seguía desaparecida. "Estaba muy tranquilo. No es algo normal cuando dice estar tan enamorado", ha señalado a preguntas del fiscal, una conducta que mantuvo cuando le comunicaron el hallazgo de los dos cadáveres, momento en el que no se interesó "ni por quién podría haber sido".

 

La detención como sospechoso se produjo después de que la Guardia Civil apreciara "contradicciones" en su testimonio, ya que primero aseguró que llevaba sin ver a Beatriz varios días y, posteriormente, reconoció haber estado la misma noche del crimen en el bar en el que ella trabajaba. Además, no facilitó la investigación y cuando los agentes le pidieron acceder a las armas que tenía en casa "nos dio un no rotundo y sin vacilar", no quiso realizar la prueba de la parafina y tampoco quiso entregar el código de desbloqueo del teléfono para poder revisar la información que contenía.

 

La Guardia Civil logró recuperar del móvil vídeos de la vigilancia a Beatriz, conversaciones de WhatsApp en donde el acusado afirmaba "marcho antes de que corra sangre, hay mucho valiente" o archivos de audio con amenazas a su expareja y en los que reconoce haber pagado a gente para perseguir a las víctimas. Muchos de estos archivos fueron recuperados después de que el propio acusado los borrase. El acusado, según los investigadores, "sabía perfectamente" dónde estaba Beatriz "en todo momento", cuándo salía de trabajar, qué itinerarios realizaba, con quién se veía o dónde se juntaba con su nueva pareja. El abogado de la defensa, sin embargo, trató de desacreditar esta investigación al insinuar la existencia de informes que fueron retirados de la instrucción, que en determinadas pruebas no se siguió la correspondiente cadena de custodia o que, finalmente, el acusado sí se prestó a la prueba de la parafina. Los forenses que realizaron la autopsia a las víctimas, por su parte, explicaron que Beatriz fue la primera en morir. Recibió un disparo en la cabeza desde el exterior del vehículo "a metro o metro y medio de distancia" y su cuerpo estaba en la parte trasera; mientras que Sergio trató de huir por la puerta del conductor pero lo mataron de un disparo en el cuello y la cara "a cañón tocante". Ninguno de ellos, añadieron, tuvo oportunidad de defenderse y quien les disparó lo hizo de forma "certera", por lo que debido a las condiciones del terreno y al hecho de que uno de ellos lo hizo a través de la ventanilla del coche, implica que era un tirador "muy bueno", algo que "no está a la altura de cualquier persona".

Investigadores ven indicios "claros" sobre el acusado del crimen de Arbo