viernes. 29.03.2024

María Paz, una de las mujeres que denunciaron los presuntos abusos sexuales sufridos por parte de Miguel Rosendo da Silva, el líder de la Orden y Mandato de San Miguel Arcángel, conocida como los 'Miguelianos', ha ratificado hoy haber sido víctima de relaciones sexuales "no consentidas". Durante las más de cinco horas que ha durado su testimonio ante el tribunal de la Audiencia de Pontevedra, siempre protegida por un biombo, Paz ha relatado el "infierno" que, a su juicio, fue su experiencia dentro de esta orden religiosa, en la que estuvo durante ocho años.

 

La mujer ha detallado los numerosos episodios de abusos sexuales a los que supuestamente fue sometida por parte del líder de los 'Miguelianos', que incluyeron, según su relato, tocamientos, felaciones, masturbaciones y penetraciones. Todo ello con la excusa de que el líder de la presunta secta tenía que "purificarla y sacarle el mal" o incluso curarle un cáncer de ovarios, ha relatado. Tras romper a llorar en varios momentos de su declaración, María Paz ha asegurado que en una primera etapa en el seno de la orden se practicaban exorcismos y rituales esotéricos, hasta que Rosendo y sus seguidores fueron "abrazando" los preceptos de la Iglesia Católica y se convirtieron en una asociación de fieles.

 

A pesar de ello, la exmiembro de la orden ha reiterado que sus integrantes no eran libres y ella "siempre" se sintió "controlada" por Miguel Rosendo. "Tienes la falsa sensación de que las decisiones las tomas tú, pero están todas dirigidas de la más grande a la más pequeña", ha indicado. Con ello el líder conseguía que no hubiese opiniones discordantes, sino que había una "sensación de pertenencia a algo común donde estabas o no estabas y era difícil no estar".

 

El líder de la presunta secta, ha añadido, llegaba a presentarse como un "brujo curandero" que sacaba las "malas energías", que predecía el futuro y que aseguraba ser "un ser de luz". Entre los episodios que ha relatado, la testigo ha contado el día que Rosendo habló en una "lengua extraña" y, tras protagonizar una conducta "rara", se rasgó la camiseta, la partió en trozos y los entregó a los presentes "para que recordásemos ese día en el que San Miguel Arcángel entró en su cuerpo".

 

Con respecto a los abusos sexuales, ha indicado que desde el primer momento las relaciones no fueron consentidas, pero ha reconocido que al principio las vio "como algo normal y natural", ya que ha asegurado que Miguel "era un ser puro. Si te besaba, no pasaba nada, si tú pensabas mal de ese beso, el pecado era tuyo, no de él", ha dicho. Tras protestar por esos abusos comenzó un periodo de "aislamiento social" dentro de la orden, que según ha confesado se convirtió en algo "tan insoportable" que volvió a asumirlos pensando que los sufría solo ella y no otras integrantes de la orden.

Una víctima del líder de los Miguelianos relata su "infierno" dentro de la orden