viernes. 29.03.2024

Un paso adelante en tiempos de máxima exigencia. El cinturón de la Cocina Económica de Ferrol ya se tuvo que apretar al límite cuando la crisis estrictamente económica de hace poco más de una década dejó sin alternativas a miles de personas. Su histórico comedor del corazón de la ciudad naval conoció sus propias barreras con el doble de sus usuarios habituales y un inmueble a punto de desbordarse.

 

Conocedores de lo que conlleva moverse sobre arenas movedizas, la emblemática institución benéfica ha respondido a las inclemencias que en tiempo récord han puesto a prueba a más de medio globo. El repunte en la afluencia ya fue notorio en los primeros días de pandemia del coronavirus, relata a Efe su presidente, Antonio Tostado.

 

Las dinámicas han tenido que cambiar y bajo la premisa del máximo celo higiénico y sanitario han mudado provisionalmente sus servicios. "Nosotros elaboramos unos 175 almuerzos y cenas, que se distribuyen en la plaza de España", cuenta en primer término.

 

En torno a ese neurálgico espacio pivota ahora su estrategia, en la que les ha dado la mano el Ayuntamiento de Ferrol. Personal de Protección Civil y del cuerpo municipal de bomberos recoge poco después del mediodía los menús ya preparados y una carpa de grandes dimensiones sirve para el reparto, que se ultima al filo de la una de la tarde en la oficina de turismo aledaña.

 

No queda ahí la contribución de la Cocina Económica ferrolana, que ahora se afana por servir de sostén a otros colectivos que también actúan por los más desfavorecidos.

 

Pagan "los cerca de 65 menús, también almuerzos con cenas, que lleva nuestro cáterin" al refugio de personas sin techo, en el barrio de Caranza, y al albergue provisional que la alerta sanitaria ha llevado a habilitar en la Casa del Mar de la ciudad. Son, en definitiva, "240 almuerzos y otras 240 cenas en total".

 

Y todo esto, en la semana en que han anunciado su renuncia a la subvención municipal para 2020. Recibirían 40.000 euros consignados en las arcas del Ayuntamiento, pero han pedido que esa reserva económica se reduzca al mínimo; para ser concretos, a un euro. Acostumbrados a que la solidaridad emane de particulares o empresas, instan a que ese montante vaya "a la inminente gestión de ayudas que no cesan de aumentar" en una esquina del mapa herida por sucesivas debacles industriales.

 

Dice Tostado que su "compromiso es seguir aumentando nuestro servicio de almuerzos y cenas en tanto nos sea posible". La previsión está definida: las necesidades sociales irán aflorando en mayor medida en próximas semanas.

 

Su última propuesta para el mediodía, de la pasta con verduras con carne picada y salsa de tomate al pan, yogur y agua mineral de acompañamiento. Para la noche, oferta a base de ensalada de guisantes con arroz, dados de pavo, pimiento, maíz y vinagreta; pan, fruta y zumo, de añadido.

 

Como lugar sensible, personal del Tercio Norte de Infantería de Marina, con sede en el barrio de Esteiro, acude desde hace varios días a desinfectar el exterior de la Cocina Económica, un edificio modernista que ideó Rodolfo Ucha. La entidad vio la luz a finales del siglo XIX y en los años 20 del XXI apuesta por devolverla por mucho que azote el temporal.

Cocina Económica de Ferrol: un euro de ayuda municipal, solidaridad infinita