martes. 23.04.2024

El acusado de haber degollado a su exnovia en la localidad coruñesa de Narón el 25 de junio de 2012 ha asegurado hoy que está arrepentido y que si no pide disculpas es porque "no hay perdón que valga", por lo que quiere "pagar" por lo que hizo, que fue matarla en un arrebato, no con alevosía.

 

La sección primera de la Audiencia Provincial de A Coruña acoge desde el pasado lunes el juicio oral por estos hechos que acabaron con la vida de Iria G.B., que tenía veintiocho años cuando murió, un crimen que el Fiscal califica de asesinato, con una pena de 20 años, mientras que la defensa sostiene que se trató de un homicidio por no existir premeditación, delito penado con 10 a 15 años de cárcel. La fiscalía y la acusación particular acusan a Óscar José F.F., que entonces tenía 38 años, de estar apostado el día de los hechos "oculto entre unos matorrales (...) a la espera de que llegase" la que había sido su pareja hasta el mes de diciembre de 2010, un año y medio antes, aunque él dice que siguieron viéndose.

 

"Al detectar su presencia en dicho lugar y con ánimo de acabar con su vida, de forma sorpresiva se abalanzó por detrás de ella y valiéndose de un objeto cortante extremadamente filoso (...) le causó diferentes heridas, seccionándole completamente la tráquea entre el primer y segundo anillo, la vena yugular izquierda, la arteria carótida izquierda y ambos músculos trapecios", explica el fiscal. En la sesión de hoy, la última antes del veredicto del jurado previsto para esta misma tarde, el Ministerio Fiscal, la acusación particular y la defensa han presentado sus informes para relatar al jurado lo que consideran que ha quedado probado tras los testimonios y las pruebas periciales expuestas en el juicio.

 

El procesado ha asegurado que está "arrepentido", ha solicitado "pagar" por lo que hizo y no por las "mentiras" que se han vertido sobre él y se ha preguntado públicamente: "¿Qué perdón voy a pedir si el mal ya está hecho? No hay perdón que valga", ha sostenido. "He oído cosas aquí que son mentira. Dije la verdad como fue. Ni la estuve esperando, ni fue a traición, si quisiera hacerlo sin que nadie se enterara lo podía haber hecho, sabía que ella iba por pistas por donde iba sola", ha comentado, y ha añadido que tuvo la oportunidad de destruir pruebas y no lo hizo, sino que colaboró con la Policía. El fiscal y la acusación particular han considerado probados todos los hechos que relatan en sus escritos previos y han señalado las múltiples contradicciones en los testimonios del procesado, además de sostener que todo fue planificado.

 

Pablo Freire, que representa a la familia de la víctima, ha pedido en el juzgado "que se haga justicia" en un caso en el que no hubo posibilidad de defensa, en su opinión, con agravante de parentesco y quebrantamiento de condena. La defensa, que ejerce Víctor Bouzas, ha relatado que "los hechos tan graves que se están juzgando han sido confesados por el propio acusado inmediatamente" y ha llamado la atención acerca de que la joven apareció en la otra punta del aparcamiento y no junto a su coche, que está más cerca de la puerta de su casa, por lo que opina que tuvo que ser un encuentro y no un asalto por sorpresa.

 

Achaca las contradicciones, que considera mínimas, a las circunstancias de cada momento, y descarta que él la estuviera esperando en un matorral porque no quedó claro y no existen pruebas, ni fotográficas ni físicas, que acrediten la presencia del procesado mientras esperaba a una persona que "si tuviese el miedo que todos decían, no hubiera salido de casa". Cree que todo ha sido "un circo montado por la Policía" y que "se ha preparado todo para que esto fuese un asesinato", pues "no han venido testigos porque han recibido presiones policiales" y "los que vinieron ayer fueron fotografiados por la Policía fuera", todo "porque por una denuncia del procesado, se desmontó todo el grupo de estupefacientes", ha indicado.

El acusado de degollar a su exnovia está arrepentido y pide "pagar" por ello