jueves. 18.04.2024

La desgracia sacudió el 25 de diciembre de 2013 a Muxía, la "zona cero" de la tragedia ecológica provocada por la marea negra del "Prestige", cuando un incendio que desencadenó un rayo devoró el santuario de A Virxe da Barca, el cual fue remodelado y ha estrenado una imagen que no ha gustado a todos.

 

Un grupo de vecinos de Muxía ha mostrado hoy su malestar e indignación por el resultado de la primera fase de rehabilitación del Santuario de Nuestra Señora de la Barca y lo han hecho durante la firma del acta de recepción de las obras, en la que han participado representantes del Arzobispado de Santiago y las arquitectas contratadas. En un ambiente muy tenso, los feligreses le han recriminado al vicario general del arzobispado compostelano, Víctor Maroño, la "chapuza" que, a su entender, se ha realizado en la restauración del inmueble incendiado en fechas navideñas, así como por la inversión realizada, que asciende a 736.324,76 euros.

 

"Manos arriba, esto es un atraco" o "No queremos esta chapuza, no queremos esta chapuza" fueron algunos de los cánticos que, al unísono, el alrededor de centenar de vecinos le dedicó a los representantes del arzobispado y a las responsables del estudio de arquitectura K2C Arquitectas. Ni tan siquiera la intervención del alcalde, Félix Porto, quien también mostró su "indignación" por la obra, logró calmar los ánimos de unos vecinos cada vez más enfurecidos.

 

"Esas tablas parecen de Ikea. Esto es una vergüenza", le gritaba una de las vecinas a Víctor Maroño ante la mirada de los guardias civiles presentes, incapaces de "controlar" a unos vecinos enfurecidos: "Hay que plantarle fuego a esta chapuza. Muxía no se merece esto, sinvergüenzas". Una de las arquitectas de la obra explicó a los presentes que el objetivo principal de esta primera fase "siempre fue que se pudiese restituir el culto lo más rápido posible, y esto implicaba la realización de unas obras urgentes pero no definitivas".

 

"El Santuario estuvo mucho tiempo sin cubierta y los muros estuvieron todo ese tiempo recibiendo una carga de agua increíble. Esa carga de agua está todavía en los muros, por eso algunos pueden decir qué pasa con esas paredes que no están del todo blancas. Y es debido a la humedad que está saliendo para fuera", afirmó la arquitecta. Entre abucheos de los presentes, adelantó, asimismo, que no se podrá dar "el acabado definitivo" hasta que desaparezca toda la humedad, y desveló que para eso será necesario que pasen "unos años". Unas explicaciones, éstas, que no convencieron a los vecinos, lo que provocó que el alcalde del pueblo tomase el micrófono para mostrarles su apoyo, pese a que no estaba prevista su intervención.

 

"Es bueno que escuchen a los vecinos porque si no es así volverán a cometer exactamente los mismos errores con la parte que falta por reconstruir. Y lo sabemos porque algunos hemos quedado al margen de todo lo que ha pasado en el Santuario", denunció el regidor, aclamado por los allí concentrados. Félix Porto exculpó de este problema al párroco de Muxía, Manuel Liñeiro, porque "él ha sido el que más ha sufrido con esto", al mismo tiempo que pidió "respeto" para su pueblo. "Somos conscientes de que el Santuario de Nuestra Señora de la Barca es propiedad de la Iglesia, pero ustedes tienen que ser conscientes de que el Santuario también es parte de cada una de las casas de los vecinos de este pueblo y de esta comarca", criticó el alcalde. "Lo que queremos -continuó Porto- es un retablo a la altura del Santuario de Nuestra Señora de la Barca.

 

Lo que les pido es que no se cierren en propuestas sin escuchar al pueblo". La intervención en esta primera fase ha consistido en hacer una nueva estructura de madera en las cubiertas y en el forjado de la sacristía, en limpiar las partes de sillería y las enlucidas, en levantar el pavimento dañado tras el incendio en la sacristía y en la restauración de los retablos, ángeles y tribuna.

El santuario de Muxía estrena una imagen renovada que no gusta a los vecinos