jueves. 28.03.2024

Más de 150.000 personas han compartido en A Coruña la noche mágica de San Juan con las playas abarrotadas, una asistencia récord y un protagonismo especial para Pablo Picasso. Cada año la ciudad de A Coruña se prepara con más ahínco para una de sus veladas más especiales, la que va del 23 al 24 de junio y en la que los gallegos se concentran en espantar a las "meigas", las brujas de la tierra.

 

El ambiente en las playas de Riazor y Orzán arrancó por la mañana, cuando la gente empezó a llegar a los arenales con provisiones para pasar un día que amaneció cubierto y que continuó nublado hasta que se puso el sol en una de las jornadas más largas del año, con luz hasta las 22.17 horas. Por la tarde ya se montaron las hogueras, aunque la pleamar, que coincidió con el ocaso, impidió un pronto inicio de la fiesta, que tuvo que esperar hasta que el manto de la oscuridad cubrió las playas.

 

La tradición dice que todo el mundo debe tener una "cacharela" o "lumeirada", la tradicional hoguera, para saltarla al menos nueve veces y espantar así a las "meigas" y a los malos espíritus durante un año completo. Por la mañana toca un lavado con las hierbas de San Juan, las más aromáticas del inicio del verano, para completar un proceso que arrancó hoy con su recogida y continúa con el fuego de medianoche.

 

El Ayuntamiento, consciente de la importancia de las costumbres, repartió leña, hasta 150 toneladas, para garantizar a todo el mundo un año tranquilo e incluso el alcalde, Xulio Ferreiro, supervisó los preparativos de esta Fiesta de Interés Turístico Internacional. Un par de horas antes del anochecer, el nuevo regidor visitó el centro de mando, desde donde se dirige un operativo de seguridad de más de quinientas personas, y comprobó que todo discurría con normalidad, aunque avisó de que él pensaba saltar su hoguera para alejar los malos augurios.

 

Optó por una playa con un ambiente "más familiar" como es la de Oza, en la costa de A Coruña y opuesta a las de Riazor y Orzán, donde pasó la noche junto a sus hijos y su pareja, siempre pendiente de todo lo que sucedía en la gran fiesta.

 

Se acercaba la medianoche y la ciudad bullía, con más actividad que cualquier día a mediodía y las hogueras ya empezaban a arder en algunas zonas de los dos arenales, aunque lo mejor estaba todavía por llegar. Pasadas las 23.00 horas el Ayuntamiento ya estimaba la asistencia en 150.000 personas, una cifra récord, preparadas para ver los fuegos artificiales previstos para medianoche y la quema de la falla, en la que ardió el pintor Pablo Picasso en todas sus etapas.

 

Cuatro figuras suyas, desde niño hasta su madurez, y cinco cuadros hechos en cartón piedra, fueron pasto de las llamas nada más terminar un magnífico espectáculo de pirotecnia que dejó boquiabiertos a los que visitaban esta fiesta por primera vez y maravilló a los que la presencian cada año. Familias enteras abarrotaban la zona junto con grupos de amigos y parejas que aprovecharon la magia para unirse en un día especial con ganas de vivir una experiencia única. Los más pequeños animaban la fiesta en una jornada que también es distinta para ellos, pues los padres coruñeses les permiten estar despiertos hasta más tarde que nunca.

 

Las hogueras empezaron a arder entonces y la playa se tornó naranja, "lume" (fuego) gritaban algunos mientras el calor ascendía hacia el paseo marítimo y todos se tuvieron que proteger de un aire abrasador que ciega a muchos, incluso a los más expertos del lugar. Con las brasas preparadas empezaron entonces las series de saltos que sirvieron para el inicio de un año sin "meigas" y también para el arranque de una fiesta mágica que se disfruta de playa en playa hasta el amanecer.

Más de 150.000 personas comparten en A Coruña un San Juan mágico