Un hombre acusado de abusar sexualmente de una menor compareció hoy ante la Audiencia provincial de A Coruña, en la que la Fiscalía pide una pena de 8 años de prisión. La sección segunda de la Audiencia de A Coruña inició la vista oral de la causa abierta contra el hombre, residente en la localidad coruñesa de Coristanco.
La Fiscalía considera que en este caso concurren los agravantes de vulnerabilidad de la víctima, dada su inestable situación familiar, y de superioridad y parentesco, ya que existe la posibilidad de que el presunto agresor sea el padre biológico de la joven, que se encontraba bajo su tutela en el momento de la presunta comisión del delito. La defensa del sospechoso, por su parte, reiteró su petición de libre absolución, al asegurar que no hay pruebas fehacientes de la existencia de los abusos denunciados por la menor ni informes médicos que lo acrediten, y únicamente figura el testimonio de la menor, que ha modificado su versión con el paso del tiempo.
La presunta víctima, que ahora es mayor de edad pero que tenía 14 años cuando se produjo la presunta agresión sexual, declaró por videoconferencia y ratificó su versión. Así, dijo que vivía en la casa del acusado tras abandonar el domicilio familiar en el cercano municipio de Laxe, debido a las constantes discusiones con su madre, quien dio el visto bueno a su traslado con la esperanza de que mejorara la relación entre ambas.
Allí, la joven indicó que residió durante más de un mes y confesó que, a pesar de la confianza existente con el sospechoso, éste "a veces se acercaba demasiado", la tocaba de forma que la hacía sentir incómoda y la obligaba a dormir con él con la excusa de que "hacía frío", pese a que en el domicilio había más habitaciones. El acusado lo negó ha negado e insistió en que legó su habitación a la joven por ser la única que tenía aparato de televisión y que en ningún momento suministró fármaco o somnífero alguno a la menor.
Ella dijo haber sido objeto de agresión una noche y afirmó que se percató de ello al despertar y constatar que tenía los pantalones bajados y dolores en la zona sexual. Añadió que tiene un recuerdo tenue de una posible violación al despertarse durante la noche y de que su posible padre estaba abusando de ella. De acuerdo con varios de los testigos que comparecieron en la vista oral, la menor parecía "muy adormilada" durante esos meses, posiblemente a causa del uso de sedantes, hasta el punto de que el pediatra le recetó infusiones de valeriana para dormir mejor.
La Fiscalía expresó su sospecha que el agresor le procuró un potente ansiolítico en pastillas, al que tenía acceso la madre, y observó que la menor experimentó un descenso en su rendimiento académico en esa etapa. Después del presunto abuso sufrido, la joven regresó a casa de su madre, a quien le contó lo sucedido sin que esta creyese su versión y se negó a denunciarlo, después de que la hija rechazase pasar un examen en el ginecólogo.
La madre, que ahora es pareja de un hermano del acusado, aseguró en la vista oral que no hubo violación alguna y que su hija firmó poco después un documento en ese sentido. Sin embargo, la menor confesó lo sucedido a una compañera del instituto, quien la animó a explicar el caso a su tutora y al director del centro, que fueron quienes posteriormente informaron y denunciaron el caso a las autoridades.
Técnicos de la Xunta, psicólogos y especialistas en abusos sexuales a menores observaron en la vista oral la "coherencia" y la "credibilidad" del relato de la joven presuntamente violada y lo común de las secuelas sufridas en este tipo de agresiones, entre las que figuran pesadillas, ansiedad o traumas sexuales posteriores. El caso ha quedado visto para sentencia, a la espera de la resolución que dicte la sección segunda de la Audiencia provincial de A Coruña.