Ferrol ya empieza a prepararse para la Semana Santa. Sólo faltan 27 días para que los tambores, trompetas y capuchones tomen la ciudad el Domingo de Ramos. La presentación de la revista que la Junta de Cofradías edita cada año dio este sábado el pistoletazo de salida a la promoción de la Semana Santa Ferrolana del 2017, que dará comienzo el día 9 de abril.
El acto, al que han asistido numerosas personas, tuvo lugar este sábado en el edificio del antiguo Hospicio. El presidente de la Junta de Cofradías, César Carreño, explicó que este año se han editado 2.000 carteles, 4.000 revistas y 50.000 procesionarios, de los que 2.000 están escritos en inglés y francés, mientras que los 48.000 restantes comparten el gallego y el castellano.
En cuanto a la portada de la revista de este año, destaca que es una fotografía de la Cofradía de la Merced que lleva por título Cautivados. La fotografía, del ferrolano Roberto Marín, es la principal y única protagonista –dicha instantánea fue la ganadora del primer certamen convocado para este fin e ilustra también el cartel–.
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La publicación incluye, entre otros artículos, una reseña sobre la trayectoria personal y su relación con la Semana Santa de Ferrol del que será el pregonero este año, el religioso de la Orden de la Merced José Anido Rodríguez.
El presidente de la Junta de Cofradías, también recordó que el cartel 2018 estará dedicado a la cofradía de las Angustias, que este año cumple su 250 aniversario de su refundación, “así que animo a todos a sacar instantáneas para después elegir la que será protagonista del cartel de la Semana Santa del próximo año”. A partir del día 20 de este mes, la Junta pondrá a disposición de todos los interesados el material creado para la ocasión en una exposición.
Sin duda, se trata una de las tradiciones mas importantes de Ferrol, a la que acuden gente de otros lugares y a los que los ferrolanos saben recibir con los brazos abiertos. Como todos los años buena parte de los que cada año acuden a la ciudad a vivir estas fechas destacan el espectáculo que supone ver los cortejos por calles repletas de edificios singulares.