Atrás queda la imagen de la playa para muchos, pero algunos aprovechan aún los últimos baños en un país en el que el sector del turismo contribuye de forma notable a la economía. Dada la importancia de las playas españolas, estas se someten a controles de calidad que varían en función de la concentración en las aguas de baño de E. coli y enterococos, bacterias encontradas en la microbiota de los animales y transferidas al mar.
Para evaluar la calidad de las aguas existe en Europa la Directiva 2006/7/CE que incluye la medición de los niveles de bacterias fecales. Los límites establecidos se basan en estudios que determinan el riesgo de los bañistas a padecer enfermedades. En algunos casos estas bacterias pueden causar cuadros gastrointestinales graves.
La superación de los límites supondría el cierre para el baño de la zona de costa analizada. Siguiendo este protocolo, un equipo de la Universidad de la Alicante ha analizado la calidad de las aguas de baño en 1.392 playas de la costa española a partir de diferentes variables que influyen en la concentración de las bacterias: características del sedimento de la playa (arena, grava o mixta), grado de urbanización, factores climáticos (radiación ultravioleta, pluviometría, horas de sol, temperatura del agua, salinidad, etc.), clima marítimo, factores antropogénicos, y valores de las bacterias de cada playa según muestreos publicados de 2012 a 2015.
Con todos estos factores, los científicos revelan en la revista Science of the Total Environment que las playas situadas en la zona del océano Atlántico y el mar Cantábrico son las que mayor concentración de bacterias presentan, mientras que la zona del sur del Mediterráneo tiene niveles de concentraciones bastantes inferiores, incluso por debajo de la media nacional.
Luz, temperatura y tipo de playa, factores que influyen
“La supervivencia de E. coli en agua aumenta a temperaturas más bajas. Por lo tanto, las provincias cuyas aguas costeras tienen una temperatura media en época estival más baja, como son las del Atlántico o Cantábrico, contienen una mayor concentración de coliformes fecales al subsistir más tiempo”, explica a Sinc Luis Aragonés Pomares, investigador en el departamento de Ingeniería Civil de la UA y autor principal del trabajo.
"Las horas de sol de cada provincia a lo largo de la época de baño influyen mucho: son responsables de la radiación, fundamental en la depuración de las aguas", dice Según el científico, la temperatura del agua puede afectar a las tasas de supervivencia de los microorganismos, pero está también ligada con la disponibilidad de nutrientes o la radiación ultravioleta.
En este sentido, “las horas de sol de cada provincia a lo largo de la época de baño influyen mucho: son responsables de la radiación, fundamental en la depuración de las aguas y que causan la muerte de las bacterias de las capas superficiales”, añade el científico. Las aguas más turbias, como por ejemplo las de playas de arena que con la rotura de la ola crean turbulencia, impiden la penetración de la radiación ultravioleta.
“Esto no ocurre en las playas de grava donde gran parte de la energía es reflejada al mar”, añade Aragonés. Además, con una ola de mayor altura se producirá mayor turbidez y por lo tanto menor desinfección. Por otra parte, la salinidad influye inversamente: a menor concentración mayor cantidad de bacterias. Para el científico, los resultados sobre la calidad del agua dependen mucho del lugar donde se toman las muestras: “No será el mismo resultado si la muestra se toma próxima a la pleamar que si se recoge en bajamar, cuyo resultado será más favorable y menos real”, subraya el investigador. Entre los factores que también influyen está el nivel de lluvia –con mayores niveles, menor grado de depuración–.
“Las playas situadas al norte peninsular tienen la mayor concentración de bacterias fecales”, asevera el experto, que detalla que los ríos de esta zona hacen menos efectivo el proceso de depuración. Además, las playas urbanas presentan mayor contaminación. “Este resultado podría ser evidente, pero también influye la cantidad de vertidos que genera el desarrollo urbano, aunque cumplan la legislación”, advierte Aragonés.
Murcia, con menos bacterias fecales
Analizadas todas estas variables, el equipo de investigación revela que son las horas de sol y por consiguiente la actuación de la radiación ultravioleta los factores más importantes en la eliminación de las bacterias causantes de la contaminación. “Así, gracias a la acción del sol –con un elevado grado de depuración–, la zona costera con menor concentración de bacterias fecales corresponde a la provincia de Murcia.
La calidad de las aguas es mejor en Canarias, debido a la luz ultravioleta durante más tiempo, pero tiene un menor grado de depuración. “Si agrupamos las playas en función del grado de urbanización corresponden a estos mares del norte también la mayor concentración bacteriana. Son también las playas de arena del norte peninsular las más afectadas por la E. coli y los enterococos”, indica el investigador. Los científicos alertan de que la temperatura, las horas de sol e incluso la hora en la que se tome la muestra afectan en los resultados.
“Estos datos tampoco son tenidos en cuenta por la normativa, que no especifica la hora de toma de muestra. Los resultados serían discutibles pues serían diferentes en función de la hora del día en la que se tomen o incluso de las características del día, nublado o soleado”, concluye Aragonés.
Fuente: sinc