La recomendación de Bruselas de contar con un kit básico para situaciones de emergencia ha despertado inquietud en buena parte de la ciudadanía, que ve en este mensaje una señal de alerta ante un contexto internacional cada vez más volátil.
Linternas, agua potable, conservas, radio de baterías, medicamentos esenciales o pastillas de yodo. Lo que hace apenas unos años podría parecer una medida propia de películas de ciencia ficción o de manuales para "preppers", hoy se convierte en una recomendación oficial de la Comisión Europea. Bruselas ha instado a los ciudadanos a contar con un kit de supervivencia accesible en sus hogares, capaz de garantizar la autonomía básica durante varios días en caso de emergencia.
La alerta no surge de la nada. El conflicto prolongado entre Rusia y Ucrania, la creciente tensión en Oriente Próximo, la posibilidad de nuevas pandemias y el resurgir de liderazgos autoritarios en el panorama internacional han hecho saltar las alarmas. Y aunque no se habla de pánico, sí de prudencia y previsión.
Preparados ante cualquier crisis
Según el documento difundido por la Comisión, el objetivo de estos kits no es alarmar sino fomentar una cultura de preparación civil frente a posibles desastres naturales, ataques cibernéticos que colapsen servicios básicos, crisis sanitarias o incluso apagones generalizados.
Entre los elementos básicos que deben incluirse, destacan:
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Agua potable (al menos 2 litros por persona al día)
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Alimentos no perecederos (conservas, barritas energéticas, frutos secos)
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Linterna y baterías
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Radio a pilas o de dinamo
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Botiquín con medicamentos esenciales
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Pastillas de yodo (en caso de emergencias nucleares)
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Documentación importante plastificada
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Efectivo en metálico
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Cinta adhesiva, papel higiénico, encendedores o velas
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Ropa de abrigo y mantas térmicas
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Cargadores portátiles para móviles
Una recomendación que genera debate
Aunque muchos han acogido estas directrices con responsabilidad, otros sectores critican lo que consideran un mensaje excesivamente alarmista por parte de la Unión Europea. En redes sociales ya circulan todo tipo de teorías y bromas al respecto, aunque lo cierto es que esta no es la primera vez que se emiten este tipo de mensajes. Países como Alemania o Suecia llevan años promoviendo el preparacionismo civil como una forma de resiliencia colectiva.
La Comisión, por su parte, ha defendido que la medida se enmarca dentro de una estrategia de protección civil proactiva, en la que los ciudadanos juegan un papel fundamental.
¿Y si nunca pasa nada?
Esa es la gran pregunta. ¿Y si jamás llegamos a usar ese kit de emergencia? La respuesta oficial es clara: mejor tenerlo y no necesitarlo, que necesitarlo y no tenerlo. En un mundo cada vez más interconectado —y también más frágil frente a ciertas amenazas—, la preparación individual se considera parte de la respuesta social ante lo inesperado.
Al fin y al cabo, tal y como recuerdan desde Bruselas, la autoprotección empieza en casa.