sábado. 22.03.2025

El Entroido es sinónimo de fiesta, tradición y, por supuesto, de buena gastronomía. Es la época del cocido, de la cachucha y del lacón con grelos, pero ningún menú de estas fechas está completo sin un postre a la altura. Y es aquí donde surge uno de los debates más apasionados de la gastronomía gallega: ¿eres más de orejas o de filloas?

A simple vista, ambos dulces comparten ingredientes básicos como harina, huevos, leche y azúcar, pero su preparación y resultado final son muy diferentes. Las orejas son crujientes, finas y doradas, con el inconfundible toque de anís y la cobertura de azúcar que las hace irresistibles. Las filloas, en cambio, son más suaves, versátiles y recuerdan a los crêpes franceses, aunque con un carácter bien propio. Pueden ser dulces, rellenas de miel o nata, pero también saladas, acompañadas de chorizo o incluso de grelos.

En la calle, el dilema está servido. Hay quien defiende la textura crujiente de las orejas como el postre por excelencia del Entroido, mientras que otros consideran que la filloa, con su sabor más neutro y su versatilidad, es la auténtica reina de la fiesta. Sin embargo, si nos fijamos en lo que ocurre en las confiterías, hay un claro ganador: las orejas son las más vendidas. ¿El motivo? Su elaboración es más laboriosa, ya que requiere un amasado preciso y una fritura en su punto exacto para lograr la textura perfecta. En cambio, las filloas, aunque también tienen su técnica, son más fáciles de hacer en casa y aún hay muchas familias que mantienen la tradición de cocinarlas en filloeiras de hierro.

Más allá de gustos personales, lo cierto es que las dos opciones forman parte del rico patrimonio gastronómico del Entroido. Son recetas que han pasado de generación en generación y que, año tras año, vuelven a protagonizar mesas y sobremesas en toda Galicia. Puede que nunca lleguemos a un consenso sobre cuál es mejor, pero lo que está claro es que, en estas fechas, ninguna de las dos puede faltar.

¿Y usted? ¿Es más de orejas o de filloas?

El gran dilema del Entroido: ¿orejas o filloas?