sábado. 20.04.2024
La cultura matemática de la población española "no es muy alta" y sigue siendo una materia "ogro" que genera mucho rechazo: "En España se ve como una aberración no saber quién es El Greco o Cervantes, pero se acepta no saber que un tercio es más grande que un cuarto" con la excusa de que se es "de letras".

"Si uno parte de una actitud de rechazo hacia una materia no se puede pretender que la formación de la sociedad sea buena", explica a EFE el presidente de la Federación Española de Sociedades de Profesores de Matemáticas, Julio Rodríguez Taboada, con motivo mañana del Día Internacional de las Matemáticas, instituido por la UNESCO en 2019 y que se venía celebrando como el Día de Pi (3/14).

Con frecuencia, la publicidad recurre a fórmulas matemáticas para ilustrar lo complejo o se asocia al matemático a una persona desconectada de la realidad, "una visión que intentamos cambiar desde hace tiempo. Es importante visibilizar que la matemática va más allá de saberse unos procedimientos que permiten hacer cálculos. Los números rodean nuestra vida".

LAS MATEMÁTICAS DEBEN SER PARTE DE LA CULTURA DE UN PAÍS

En general, continua, la cultura matemática "no es muy alta" en España, en donde "no saber quién es Cervantes, El Greco o cual es la capital de Francia a todo el mundo le parece una aberración", pero no ocurre igual si alguien admite no saber que "un tercio es más grande que un cuarto", excusándose a continuación con la frase "yo soy de letras".

"Es fundamental que, con independencia de que alguien le gustan más las letras o las ciencias, la matemática sea vista como una parte importante de la cultura de un país", explica Rodríguez Taboada (Lalín, Pontevedra) de 56 años, 34 de ellos impartiendo 'mates' en secundaria y en cuya opinión esta profesión está muy lejos de ser un "infierno".

"Yo voy todos los días contento a mi trabajo. ¿Qué pasa? que a veces nos quedamos con la anécdota de una situación dura o difícil pero no podemos generalizarla. Evidentemente, los adolescentes son diversos y complejos. Conectar y comunicar es complicado pero no es un infierno, es gratificante y lo que aportamos a la sociedad es muy valioso".

Todo esto, agrega, debe ser conocido por los estudiantes de Matemáticas cuando se están formando: "Es una profesión que a nivel personal, emocional y profesional tiene muchas posibilidades de enriquecimiento".

EL DÉFICIT DE PROFESORES DE MATES, LEJOS DE RESOLVERSE

Al hilo de esto último advierte que la situación de déficit de docentes de matemáticas en España va camino de ser un problema estructural, y se agravará en los próximos años con las jubilaciones de la generación del "baby boom" de los 60.

En los últimos años, lo "único" en lo que se ha avanzado es "en la toma de conciencia del problema", pero "no es fácil resolverlo, porque no podemos competir ni ir en contra del mercado laboral".

Rodríguez se refiere a que la mayoría de los estudiantes que acaban el grado de Matemáticas optan por el sector empresarial para trabajar, más prestigiado, mejor remunerado y con unas mayores expectativas de desarrollo profesional.

El nicho del que hoy se nutre fundamentalmente este ámbito de la enseñanza es el del alumnado de las facultades de ingeniería.

Por ejemplo, en las últimas oposiciones celebradas en Castilla y León para ser profesor de "mates", el 40 % eran ingenieros y solo un 25 % matemáticos.

"La visión que tiene un matemático como campo de conocimiento es distinta al de un ingeniero, no es mejor ni peor, pero sí hay que tener en cuenta cómo influye el itinerario formativo de procedencia de una persona a la hora de convertirse en docente. No se trata solo de la cantidad de matemáticas que tú sabes" sino de cómo se enseña y, para eso, se necesita una formación en didáctica, explica.

Actualmente, el Comité Español de Matemáticas y la FESMP están conversando con el Ministerio de Educación para definir cuáles deben ser las competencias profesionales del docente de matemáticas. Se trata de diseñar una formación inicial que le permita, en función de donde venga, acceder a ser lo mejor posible en la docencia".

La solución debe ir por "prestigiar la carrera docente" para el alumnado universitario de Matemáticas, pero esto será insuficiente y, en consecuencia, "hay que formar y acompañar lo mejor posible a las personas que no provienen de este grado".

En definitiva, explica Rodríguez, es una situación que "no parece que vaya a ser coyuntural sino estructural", y que se agravará con la salida masiva por jubilación de la generación del "baby boom" de los 60.

A su juicio, un buen docente de matemáticas tiene que conocer muy bien la materia, lo que va más allá de los contenidos, saber cómo aprenden los niños y conocer al alumnado.

"Nuestro trabajo no es enseñar 'mates' sino participar en la educación de las personas a través de la educación matemática, pero siempre digo que educación es el sustantivo y matemáticas el complemento. Lo fundamental son las personas, que nosotros a través de las matemáticas contribuyamos a formar ciudadanos responsables, autónomos, con capacidad para decidir". 

Matemáticas, la materia "ogro" cuya ignorancia parece no extrañar demasiado