jueves. 28.03.2024

Tino Fernández cumplirá mañana, miércoles, un año como presidente del Deportivo, 365 días en los que ha guiado al club coruñés tras más de cinco lustros con Augusto César Lendoiro al frente de la entidad y en los que ha pasado momentos complicados.

 

El 21 de enero de 2014, el empresario coruñés, aficionado y socio del Deportivo desde niño, máximo accionista de la consultora tecnológica Altia, que opera en el Mercado Alternativo Bursátil, en el que sus acciones han pasado de 4,69 euros a 10,20 en este periodo, se impuso con autoridad en las elecciones que se celebraron en un colegio de A Coruña.

 

Lendoiro había retirado su candidatura tras sufrir una derrota en la asamblea de diciembre de 2013, y Fernández, que en anteriores elecciones había apoyado al presidente saliente, se jugó la sucesión con el abogado Germán Rodríguez Conchado y con Manuel López Cascallar, promotor de la plataforma 'O Dépor somos nós'.

 

En la asamblea del cambio participó el 47,86 por ciento del capital social (récord de participación), y Fernández se impuso por mayoría absoluta, con el respaldo del 72,09 por ciento del capital social presente y representado en la junta. Desde su llegada al club, el nuevo presidente se propuso mejorar las relaciones institucionales que se habían deteriorado con Lendoiro. Horas después de celebrar su victoria con unas cañas con sus compañeros de consejo y tras haber llevado a sus hijos al colegio, Fernández visitó a la plantilla y el cuerpo técnico en la ciudad deportiva de Abegondo.

 

A ellos les prometió que el Deportivo cumpliría a la hora de afrontar las nóminas y les pidió que se centraran en el objetivo del ascenso a la Liga BBVA. Después, se reunió con el presidente de la Liga, Javier Tebas; con el de la Federación Española, Ángel María Villar; con el alcalde de A Coruña, Carlos Negreira; con el presidente de la Diputación provincial, Diego Calvo; y con el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo.

 

Además de restaurar las relaciones institucionales, a principios de marzo firmó el convenio singular con la Agencia Tributaria, que accedió a percibir la deuda privilegiada, que ascendía a 62,23 millones, en ocho años, sin quita y con un interés nominal anual del 2%.

 

Quedaba pendiente el acuerdo con los otros acreedores privilegiados, las entidades financieras Abanca y Sabadell Gallego, con las que, a día de hoy, aún no ha suscrito el convenio singular. En el césped, el equipo coruñés sacó adelante la temporada en la Liga Adelante, no sin sufrimiento, con Fernando Vázquez como entrenador, y logró el ascenso. A pesar de haber cumplido el objetivo deportivo, el técnico perdió la confianza del consejo y la gota que colmó el vaso fueron unas declaraciones sobre la política de fichajes del club, lo que supuso su destitución.

 

El presidente encomendó la tarea de la permanencia en Primera División a Víctor Fernández y a la hora de reforzar la plantilla, aunque persiguió jugadores de renombre como el griego Mitroglou, al final esa y otras operaciones no fructificaron y la plantilla quedó configurada cuando el mercado expiraba. Eso afectó al Deportivo en su regreso a la Liga BBVA y, al mal inicio de temporada, se unieron otros contratiempos, como el trágico fallecimiento de un hincha coruñés en la reyerta entre Riazor Blues y Frente Atlético el 30 de noviembre en Madrid Río.

 

Fernández, que días antes había superado con autoridad su primera junta de accionistas como presidente, en la que se aprobó una ampliación de capital de 7,81 millones, se refirió a Riazor Blues como una "marca maldita" y cerró su grada un par de partidos de manera provisional, una medida que afectó a otros aficionados que no tenían nada que ver con el grupo ultra. Además, el Deportivo no estuvo representado en el entierro del hincha fallecido, si bien la familia había pedido intimidad, y la afición quedó dividida. El presidente escuchó en el estadio de Riazor cánticos en los que se pidió su dimisión, pero también los silbidos de otra parte de la grada hacia esa oposición a Fernández, una crisis que se ha ido suavizando.

 

El que sí acudió al entierro fue Lendoiro, que inmediatamente fue destituido por Javier Tebas como embajador de la Liga de Fútbol Profesional, cargo que había comenzado a ostentar meses después de dejar el Deportivo y que compatibilizaba con el de consejero independiente del Santos Laguna mexicano. El expresidente tampoco ha tenido unos meses fáciles, ya que, además de ese despido, su gestión fue criticada en la asamblea de accionistas y dos socios han presentado una demanda contra él y su consejo, que ha sido admitida a trámite, por supuestos delitos societarios.

 

Un año de Tino Fernández como presidente del Dépor; un año sin Lendoiro