Casi cinco mil kilómetros, esta es la distancia que cubrirá la “Barcia” una embarcación tradicional gallega, antes de descansar definitivamente convertida en elemento central de un área de juegos infantiles que la empresa gallega Galopín, con sede en Cerceda (A Coruña) está instalando en Nizhny Novgorod, una ciudad rusa situada al este de Moscú, y que cuenta con más de un millón de habitantes.
La “Barcia” fue construida en San Ciprián hace 40 años. Desde entonces navegó por las rías gallegas dedicada a las artes tradicionales de la pesca. Pero a diferencia de otras embarcaciones tradicionales, que son abandonadas o desguazadas, a la “Barcia” le esperaba una segunda existencia reconvertida en módulo de juego.
“Como diseñadores de juegos, tratamos siempre de combinar los diseños propios, novedosos, con el respeto a las tradiciones culturales, las soluciones artesanales, los oficios tradicionales. Nos parece que un uso lúdico puede contribuir al conocimiento de este patrimonio cultural y a que nuevas generaciones aprecien el trabajo artesano”, asegura José Manuel Iglesias, presidente de Galopín y persona con una fuerte vinculación al mundo náutico. “La madera de producción ecológica está muy presente en nuestras creaciones, así que para nosotros es habitual buscar referentes en todos los oficios, carpinteros, lutieres, ebanistas, que han extraído lo mejor de ella”.
Cuidadosamente restaurada en los talleres de Galopín, la “Barcia” ha sufrido una transformación que, sin desvirtuar su valor como ejemplo de carpintería artesanal, la ha reconvertido en un módulo de juego adaptado a los más pequeños, algo que salta a la vista ya con el nuevo acabado exterior. Desde el dique seco del catálogo, la “Barcia” llamó la atención de los clientes rusos que encargaron a Galopín el diseño de un parque en la ciudad de Nizhny Novgorod, considerada tradicionalmente uno de los centros de poder económico de Rusia.
“Se trata de una ciudad interior, pero situada entre los ríos Volga y Oka, con infinidad de canales, lagos y ríos secundarios. El ambiente marinero es omnipresente. La vía fluvial ha sido siempre la principal a la hora de intercambiar mercancías y personas. En ese sentido, una pieza como el “Barcia” les ha resultado especialmente llamativa porque apela también a sus propias tradiciones de pequeños astilleros y carpinterías dedicadas a construir y reparar las embarcaciones fluviales”, asegura Iglesias.
En unos meses, la “Barcia” habrá cambiado los paisajes templados de las rías gallegas por el clima extremo de los ríos rusos, con una media anual de apenas 5 grados e inviernos que se sitúan entre los 10 y los 20 bajo cero. Aunque para entrar en calor, seguro que no le falta la compañía de los niños. “Los juegos que instalamos hace unos meses en Moscú han tenido un gran éxito y estamos convencidos de que este parque en Nizhny Novgorod fomentará el juego activo y la convivencia intergeneracional”, estima Iglesias