La Xunta destaca que ningún ayuntamiento presentó la solicitud de declaración de zona tensionada y advierte de las consecuencias negativas de esta medida para el mercado de alquiler de viviendas.
El director del Instituto Galego da Vivenda e Solo, Heriberto García, participó este jueves en la mesa de debate Declaración de zonas tensionadas en el marco del V Congreso Inmobiliario de Galicia, organizado por la Asociación Gallega de Inmobiliarias.
Heriberto García recordó que la ley estatal trae más incertidumbres que confianza al mercado residencial, por lo que el Gobierno gallego ya la recurrió ante el Constitucional.
Reiteró que la Xunta no apuesta por este tipo de medidas impositivas, sino por dar seguridad jurídica para que los propietarios oferten sus viviendas en alquiler y los promotores impulsen nuevos desarrollos para destinarlos a este fin.
No obstante, ante la falta de claridad en el procedimiento establecido por el Gobierno central, la Xunta detalla los pasos a seguir por parte de los ayuntamientos, que deben avalar con documentos y estudios técnicos su solicitud.
Insistió en que hasta el momento no se ha registrado ninguna solicitud por parte de los ayuntamientos con la correspondiente aportación de la documentación preceptiva, tan solo declaraciones de intenciones.
Se refirió a los aspectos negativos de esta normativa, con la que los ayuntamientos deben planificar soluciones para esas zonas tensionadas, destinar suelo a la construcción de viviendas sociales o dotacionales y conseguir en el plazo de 20 años un parque mínimo de viviendas destinadas la políticas sociales del 20% de los hogares del municipio.
Apuntó que esta medida del Gobierno central solo le va a poner tope a los precios a las viviendas de grandes tenedores, que en Galicia son menos del 4%, y a las que llevan más de 5 años sin alquilarse, por lo que no va a incentivar que se pongan en el comprado.
Advierte de que con esta iniciativa, los propietarios preferirán vender las viviendas, destinarlas al alquiler turístico, alquilarlas por cuartos o mantos vacías, como está aconteciendo en ciudades europeas que adoptaron medidas similares.