Vivimos en un mundo interconectado por las herramientas digitales que se encuentra en pleno apogeo. Los avances tecnológicos nos han permitido mejoras en todos los aspectos, trabajo, relaciones y ya no estamos limitados por ninguna frontera. Es una realidad, que internet y la telefonía móvil nos han acercado. En la época del Covid-19, gracias a las herramientas digitales, las empresas han podido seguir funcionando, la educación también ha continuado e incluso la relaciones sociales no se han paralizado, todo esto no habría sido posible sin una antena de telecomunicaciones en cada esquina de nuestra ciudad, de ahí su gran importancia en la sociedad en la que vivimos.
Las operadoras y sus subcontratas recorren ciudades y pueblos pagando a propietarios para colocar antenas en sus tejados o espacios. La cosa es que poca gente sabe de estas operaciones.
Estas antiestéticas torres metálicas pero muy útiles para satisfacer nuestra creciente necesidad de ultraconectividad, pueden ofrecer a muchas empresas, familias o comunidades de propietarios una renta anual para satisfacer sus necesidades económicas.
Las compañías pagan miles de euros al año a los propietarios de los inmuebles donde colocan sus dispositivos. La realidad es que hay un gran negocio detrás pero hay que saber gestionarlo. Las operadoras, contactan directamente con los propietarios y se aprovechan de su desconocimiento para conseguir rentas con precios bajos en el alquiler y, de paso, poder colar todo tipo de condiciones abusivas.
La renta de un contrato de alquiler para antenas de telefonía móvil va a depender de multitud de parámetros, uno de los cuales es la agudeza y pericia del negociador.
Por ello, si tienes pensado ofrecer a una operadora un espacio o la operadora ya se ha puesto en contacto contigo para hacerte una oferta, lo mejor es dejar en manos de profesionales este cometido, pues trabajan y se ganan la vida negociando alquileres de azoteas y terrenos para las operadoras de telefonía móvil. Los propietarios suelen cerrar un precio con estas empresas y luego ellas se encargan de todas las negociaciones.
Y es que dependiendo de la importancia estratégica de cada lugar, la negociación puede ser muy diferente y hay que saber valorar el espacio. Estas empresas, acostumbradas a tratar con las operadoras, hacen un estudio detallado para ver cómo se puede sacar más beneficio, suelen conocer las necesidades que tiene cada operadora en la zona, de esta manera, saben hasta dónde estaría dispuesta a pagar, conocen la normativa local, la dificultad para encontrar un emplazamiento e incluso la actitud del ayuntamiento ante estas instalaciones.
El auge del móvil y la conectividad tanto en tablets como ordenadores, casi indispensable para la vida cotidiana, está provocado un aumento de las antenas instaladas en las ciudades y pueblos. Sin duda un negocio en auge que mucha gente desconoce aunque últimamente las ofertas que hacen las compañías son a la baja e incluso en contratos existentes buscan una reducción con la amenaza de buscar otro emplazamiento más rentable. Es aquí donde cobra especial importancia la persona que negocie con ellos.