jueves. 28.03.2024

La Unión Europea (UE) pondrá fin el próximo 31 de marzo, después de treinta años, al régimen de las cuotas lácteas, dando paso a un nuevo escenario que abre oportunidades al sector, pero a la vez plantea amenazas.


El objetivo del cambio, según la Comisión Europea, es permitir a los productores responder a la creciente demanda global de productos lácteos y poder competir frente a terceros países, en particular en los mercados asiáticos, donde se estima que más aumentará el consumo en los próximos años.


"Por primera vez en treinta años, los productores responderán sólo a las fuerzas del mercado", dijo esta semana el comisario europeo de Agricultura, Phil Hogan, que explicó que la liberalización del sistema supone tanto "un reto, como una oportunidad para la UE".


El comisario ha indicado que ve el cambio con "optimismo" por las posibilidades que ofrece "en términos de crecimiento y empleo", en un momento en que la demanda global de productos lácteos crece de media un 2 % al año.


Para los productores europeos, representados por el Comité de Organizaciones Agrarias y Cooperativas comunitarias (Copa-Cogeca), en esta nueva etapa la UE debería facilitarles las herramientas necesarias para responder a la volatilidad de los precios.


"Aunque el marco regulador europeo ya incluye medidas de mercado que pueden ayudar a proteger a los productores contra la volatilidad, como la intervención pública o el almacenamiento privado, estas ya no son una verdadera red de seguridad (...) en momentos de grandes desequilibrios de mercado", dijo en un comunicado el secretario general de Copa-Cogeca, Pekka Pesonen.


El paso al nuevo régimen, que no pilla a los productores por sorpresa dado que fue acordado a nivel europeo en 2003, exigirá la adaptación del sector a las nuevas circunstancias y un cambio de mentalidad.


"Aquello que era un bien preciado, porque se exigía para producir, aquello que tanto esfuerzo e inversión nos ha costado, a partir del 31 de marzo no vale ya nada, lo cual resulta paradójico y ruinoso, ya que el dinero invertido en cuota no ha permitido hacer otras cosas", dice un informe del responsable de Ganadería de la organización agraria UPA, Román Santalla.


La misma organización reconoce que en España existe "una cadena de valor láctea muy desequilibrada, empeñada en muchas ocasiones en perder valor haciéndoselo pasar mal a los eslabones inferiores" y añade que "esta situación ha de cambiar de cara al futuro".


"Los ganaderos y las industrias lácteas se necesitan y en vez de hacernos daño deberíamos aunar los esfuerzos en una apuesta por un sector productor lácteo nacional, por una industria láctea potente, moderna y diversificada y por la creación de valor a lo largo de la cadena".


La misma organización anima además a imitar a los países de Europa central, donde "se han construido fábricas de productos lácteos industriales para atender la creciente demanda de lácteos en los mercados mundiales".


Frente a los temores de los agricultores, el comisario de Agricultura incide en que "las circunstancias son muy diferentes ahora a las de 1984", cuando comenzó el régimen de cuotas, después de un sistema intervencionista de ayuda a los productores que, especialmente a finales de los años 70 y principios de los 80, disparó los excedentes de leche y el gasto público.


"Ahora somos competitivos en los mercados de precios a nivel global, el intervencionismo está en un nivel que no incentiva los excedentes de producción y podemos exportar el 11 % de nuestra producción de leche sin ningún tipo de subsidios", según Hogan.


El objetivo inicial de las cuotas, introducidas en 1984, era limitar el gasto público y controlar la producción, estabilizando así los precios y los ingresos de los productores.


También ayudó a mantener la actividad en las regiones menos competitivas, que ahora se sienten especialmente amenazadas con el nuevo régimen, aunque éste prevé medidas específicas de ayuda, por ejemplo para los productores en áreas montañosas o de difícil acceso.


Aunque las cuotas lácteas iban a durar en principio cinco años, su supresión fue retrasada, hasta que en 2003 se tomó la decisión definitiva y se facilitó un periodo hasta 2015 para permitir a los ganaderos un "aterrizaje suave" en el nuevo sistema.

La UE pone fin después de treinta años al régimen de las cuotas lácteas