sábado. 20.04.2024

El presidente de Inveravante, Manuel Jove, ha asegurado hoy, en el juicio por la demanda contra NCG Banco tras perder su capital, que invirtió algo más de seis millones de euros en esta entidad "pensando que era rentable y seguro" y al final se enteró "de que no tenía un duro". NCG Banco y el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) se han enfrentado hoy a la primera sesión del tercer proceso judicial por la demanda de varios inversores gallegos que perdieron más de setenta millones de euros entre 2011 y 2012 tras la operación acordeón realizada en la entidad.

 

El responsable jurídico de la entidad bancaria, José Eduardo Álvarez, ha explicado que en 2011 se realizó una campaña de "captación de inversores" en la que no existía "ningún compromiso" de actualizar la información que estos recibían, a pesar de que existiera una serie de cambios. De hecho, en marzo de 2012 fue necesario un ajuste contable de en torno a mil millones de euros con efecto retroactivo a 31 de diciembre de 2012, días antes del 12 de enero, cuando los inversores gallegos aportaron más de setenta millones de euros que luego perdieron. Ese mismo día 12 iba a celebrarse un consejo en el que se trataría este ajuste con la presencia de algún consejero que, además, era inversor y que, según opina el abogado demandante, podría haber cambiado su decisión si conociese esta información.

 

"Se aplazó por cuestiones de agenda, estaba fijada la fecha de compra de los inversores para ese día", ha reconocido Álvarez. Uno de los que más capital aportó fue el presidente de Inveravante, Manuel Jove, con un total de 6.025.223,30 euros, y ahora asegura que se siente "engañado" porque para él la entrada del FROB "significaba seguridad" y, en cambio, tiempo después se enteró "de que no tenía un duro". "Me invitaron a entrar diciendo que era una inversión importante e interesante.

 

Nos dijeron que había fondos internacionales que iban a entrar y que completarían las necesidades del banco. Si fuese verdad que hubiese inversores, como nos estaban asegurando, era interesante", ha apuntado en el juicio. Invirtió "pensando que era rentable y seguro", pues de otra manera no hubiera "invertido" ya que nadie "avisó de que había una valoración" y pensó que el FROB entraba "para salvar la entidad". El responsable de Ranebe 2003, Ramón Devesa, ha calificado el proceso de "estafa" en la que los inversores recibieron documentos "erróneos" porque no se les informó "de ese ajuste", en referencia al ajuste contable con efecto.

 

Ha culpado al presidente de NCG Banco, José María Castellano, de haber llegado a invertir 2.008.408,11 euros cuando su idea inicial era aportar un millón, pues decidió "hacer la inversión con los números" que les habían entregado desde la entidad. "Iba a invertir un millón y el presidente me dijo: 'Hombre, Ramón, invierte dos'. Yo le dije que no quería arriesgar y me respondió:

 

'Es un gran negocio, no vas a tener problema, es más seguro que tener una cuenta a plazo'", ha relatado. Manuel Rodríguez Vázquez, que aportó algo más de 100.000 euros como responsable de Rodman, ha explicado que en su día recibió la llamada de NCG Banco para una reunión y le contaron "las maravillas actuales y las supermaravillas futuras". "Se nos dijo que estaba bien, nos mostraron un montón de diapositivas y nos dijeron que había doscientas más de cómo iba a mejorar. Lo más importante es que nos dijeron que el propietario era el Banco de España a través del FROB. Pensamos que el presidente y el consejero delegado actuaban según lo que les mandaba el FROB", ha dicho.

 

En su opinión, lo que hicieron los empresarios "fue salvarle los muebles a uno de los inversores principales, que fue el FROB", y ha considerado que "simplemente" les "metieron la mano en el bolsillo". Por su parte, Santiago Rey Fernández-Latorre y José Luis Vázquez Mariño, cada uno con una inversión de 200.840,71 euros, no han comparecido a las 9.30 horas, el primero por la entrega del premio Fernández-Latorre, fijada para primera hora de la tarde, y el segundo porque reside en Miami.

Manuel Jove: "Invertí pensando que era rentable y seguro"