La confirmación del dato del IPC interanual pone cifras concretas a una noticia esperada: las pensiones contributivas experimentarán una revalorización del 2,8% en 2025, un ajuste que mantiene el compromiso del sistema de pensiones español con la protección del poder adquisitivo de los jubilados.
Una fórmula que asegura estabilidad
Desde la reforma de la Ley de pensiones en 2021, las prestaciones se actualizan anualmente en función del IPC promedio de los doce meses previos, una medida diseñada para blindar a los pensionistas frente a la inflación. En este caso, el cálculo del Instituto Nacional de Estadística (INE) ha establecido un aumento del 2,8%, tomando como referencia los datos desde diciembre de 2022 hasta noviembre de 2023.
Aunque el porcentaje de este año es menor que el del 2023 (8,5%) y 2024 (3,8%), sigue representando un alivio para los 9,3 millones de beneficiarios que reciben más de 10 millones de pensiones contributivas, además de las 720.148 del Régimen de Clases Pasivas del Estado.
¿Qué significa en el bolsillo?
La subida del 2,8% se traduce en un incremento anual de 600 euros para una pensión media de jubilación o unos 500 euros para las pensiones medias generales. Para un jubilado que en 2024 percibía 1.441 euros mensuales (la pensión media del sistema), este aumento supone recibir 1.481 euros al mes en 2025, o lo que es lo mismo, 40 euros más cada mes en catorce pagas.
Este ajuste, aunque moderado en comparación con los años de mayor inflación, refuerza la capacidad económica de los pensionistas, adaptándose al coste de la vida sin desestabilizar el sistema.