Antes de la pandemia de coronavirus, las cifras sobre la prevalencia de la obesidad infantil en España eran preocupantes, pero tras el confinamiento y las restricciones éstas han empeorado, según ha alertado el doctor Gilberto Pérez, del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid.
El experto, que participa en el Congreso de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO), que se celebra en Málaga, ha señalado este jueves que en el momento actual existe una "pandemia de obesidad infanto-juvenil, que la crisis sanitaria provocada por el coronavirus ha agravado de forma muy significativa.
A juicio de Pérez, que coordina el grupo de trabajo de obesidad infantil y en la adolescencia de la SEEDO, "todo ha cambiado tras el confinamiento" en el último año, y en las consultas se observa un "empeoramiento de la ganancia ponderal" de niños y adolescentes, así como un aumento de los casos de obesidad grave.
El estudio Aladino 2019 mostraba que la prevalencia de sobrepeso era del 23,3 % y la de obesidad del 17,3 % en la población infantil española de 6 a 9 años, y que dentro de la obesidad, un 4,2 % de los escolares estudiados tenían obesidad grave, unos malos datos pero que indicaban cierta estabilización antes de la pandemia.
La SEEDO se ha referido en un comunicado a un estudio reciente de la plataforma de seguridad y bienestar digital para familia Qustodio, que confirma las causas del repunte detectado en las tasas de obesidad infantil y en la adolescencia.
Estos son el mayor tiempo de uso de las pantallas, menor tiempo de actividad física (el 30 % de los niños pasan menos de una hora diaria al aire libre), lo que se traduce en que aproximadamente el 72% realiza menos actividad física que antes de la pandemia.
Y, como añade el experto, "los hábitos de consumo también han cambiado, favoreciendo el ambiente obesógeno".
El "tsunami" de la obesidad afecta a los adolescentes y conlleva importantes complicaciones de salud para el futuro, pues se estima que el aumento de la prevalencia de la obesidad en el tramo de edad de 12 a 18 años aumenta el riesgo de obesidad en la etapa adulta un 80 por ciento, según Gilberto Pérez.
El experto subraya la importancia de que la familia esté "comprometida con un cambio real", y diferencia entre los factores individuales, que son responsabilidad del niño y sus familiares, como dieta, actividad física, horas de sueño y tiempo de uso de las pantallas, de otros que dependen de las políticas de organismos públicos.
En el congreso también ha intervenido el jefe de la Sección de Endocrinología del Hospital del Mar (Barcelona), Alberto Goday, quien ha señalado que la obesidad, pese a no ser una enfermedad contagiosa, "en su diseminación" sigue "algunas características similares a las de las enfermedades infecto-contagiosas".
"Si una persona sufre obesidad, es más probable que las de su entorno pasen a padecer también obesidad, ya sea en un entorno de amistad, de lazos de pareja o de zona de residencia”, ha referido.
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