Un inversor chino ha rescatado a la escuela concertada Teide en Viladecans (Barcelona) de su inminente cierre, que estaba programado después de más de 40 años de actividad. La condición del inversor para salvar la escuela fue la incorporación obligatoria de la enseñanza del chino en todas las etapas educativas a partir del próximo curso.
Durante los últimos dos años, la escuela Teide ha colaborado con el Centre Cultural Xinès de Viladecans, una asociación que ha promovido un enriquecimiento social y cultural mutuo. Ahora, ambas instituciones consideran que "ha llegado el momento de dar un paso más hacia la interculturalidad".
Este nuevo rumbo asegura la continuidad de un centro con más de cuatro décadas de historia y más de 230 niños matriculados. La escuela anunció la noticia en sus redes sociales, destacando que a partir del próximo curso, los estudiantes aprenderán chino dentro del horario lectivo.
El empresario chino asumirá la gestión económica de la escuela, que previamente había lanzado una petición en Change.org a principios de febrero para evitar el cierre. La petición advertía sobre las consecuencias negativas para los niños debido a posibles cambios de ubicación, profesorado y compañeros. Además, solicitaba un acuerdo a las autoridades locales y regionales para mantener la escuela abierta. La institución cooperativa, mayoritariamente conformada por socios que optaron por no continuar, enfrentaba dificultades económicas en un contexto de baja natalidad.