viernes. 19.04.2024

La segunda Semana Santa en pandemia, esta vez sin confinamiento general pero con cierres perimetrales de todas las comunidades autónomas, afecta de forma desigual a cada región, que encaran la gestión de la covid en unas fiestas marcadas por un aumento general de la incidencia y la amenaza de una cuarta ola.

MADRID, COMO SARDINAS EN LATA

La Comunidad de Madrid, centro estos últimos días del debate preelectoral sobre aglomeraciones en calles, fiestas ilegales y turismo "de borrachera", es la que tiene más densidad de población con diferencia, con 844 habitantes por kilómetro cuadrado que hacen más difícil la distancia social.

Eso se nota en las calles de la capital, pero también en la sierra madrileña, foco del éxodo el pasado fin de semana y en las últimas semanas, cuando la gran mayoría de las comunidades permanecían cerradas.

El sábado y domingo que marcaron el inicio de la Semana Santa se reportaron en Madrid 353 fiestas ilegales en domicilios, menos que en el fin de semana anterior del puente de San José (474), pero las imágenes de jóvenes bebidos sin mascarilla en las calles coparon las portadas y dieron lugar a un cruce de acusaciones políticas.

Madrid encara así los días festivos en medio del fuego cruzado electoral y de vuelta a la situación de riesgo extremo de covid, con más de 250 casos por cada cien mil habitantes.

La alta concentración de población y el repunte de visitantes extranjeros atraídos por el ocio madrileño sitúan en el 50 % los hoteles abiertos, con una hostelería menos afectada que en otras regiones, lo mismo que su comercio, que en febrero registró una caída de ventas de solo el 1,5 % respecto a un año antes, frente a la media nacional del -9,4 %.

MÁS SEGURIDAD EN PLAYAS CANARIAS

País Vasco (306), Canarias (292), Cataluña (242) y Baleares (234) son las comunidades que siguen a Madrid en densidad de población y que afrontan así más "problemas de espacio", unidos, en el caso de las islas, a la llegada de turismo extranjero, con PCR preceptiva.

En Euskadi, cada fin de semana se registran episodios de fiestas ilegales en pisos y lonjas, pero no de grandes aglomeraciones en las calles porque la hostelería tiene orden de cerrar a las ocho de la tarde.

Tampoco se detecta por ahora una presencia masiva de franceses, como se ha criticado en Madrid. Los ciudadanos necesitan desde este martes una PCR negativa para pasar la frontera y se han instalado controles en la vasca (también en pasos de Aragón y Cataluña) para garantizar entradas seguras.

En los primeros días de la semana, era más común observar a franceses de compras por las calles de San Sebastián por las mañanas y no de forma masiva en las zonas de bares.

Un 32 % de los alojamientos turísticos canarios están abiertos y esperan un 40 % de media de ocupación, mayormente de turistas locales y en casas u hoteles rurales.

En Canarias no se han visto aglomeraciones en las calles, pero las islas no se libran de fiestas ilegales, lo que ha llevado a preparar esta Semana Santa dispositivos de seguridad en playas como Maspalomas, en Gran Canaria.

En esta isla el pasado 21 de marzo la Guardia Civil sorprendió a 79 personas, la mayoría estudiantes Erasmus italianos y franceses, celebrando una fiesta nocturna en Güigüi, una playa virgen a la que solo se llega en barco o caminando dos horas.

CATALUÑA PEREGRINA A LA COSTA

La restauración de Barcelona está cerrada a partir de las cinco de la tarde -salvo para "take away"-, lo que no ha impedido que se hayan registrado algunas aglomeraciones, sobre todo en noches de los fines de semana en zona céntricas como el Born, la plaza dels Àngels o el paseo de Lluís Companys, que se disuelven rápidamente cuando aparece la Guardia Urbana. Ello ha llevado al consistorio a cerrar el paseo del Born en esas franjas horarias.

También se han producido en la ciudad condal desalojos de locales o pisos turísticos con fiestas prohibidas, pero nada que haya levantado alarma por el momento.

Los 32.113 kilómetros cuadrados de Cataluña (Madrid tiene 8.028) permiten a los barceloneses moverse hacia otras zonas de la comunidad y la Costa Brava se ha convertido esta Semana Santa en lugar de peregrinación para un buen número de ellos, que abarrotan sus playas, como se ha visto el fin de semana en algunas tan emblemáticas como las de Calella de Palafrugell o L'Escala.

La ocupación en el litoral alcanza el 80 % y, en las zonas de montaña en la despedida de la temporada de esquí, al 95 %, aunque en este caso con menor capacidad hotelera.

Tal es la situación en algunos puntos del interior de Girona que, en la comarca de la Garrotxa, se han adoptado medidas para evitar la masificación de coches en las gargantas de Sadernes y Sant Aniol d'Aguja.

SIN HOSTELERÍA INTERIOR EN MALLORCA

Baleares hace frente a la Semana Santa con fiestas ilegales en viviendas, como la del pasado domingo en un chalé del municipio mallorquín de Calvià con 35 jóvenes, pero no se han producido aglomeraciones significativas en espacios públicos durante los últimos días.

En Mallorca solo están abiertos el 11 % de los hoteles y la llegada de turismo extranjero se ha notado algo, con el ocio cerrado y una hostelería que únicamente puede abrir sus terrazas.

En prevención de aglomeraciones, Baleares pondrá en marcha un dispositivo especial con controles en puntos calientes como las ciudades de Palma e Ibiza, así como en zonas comunes de hoteles, y se vigilarán con drones playas y zonas recreativas.

Las ciudades autónomas de Melilla y Ceuta no esperan turismo aunque son los enclaves más altamente poblados de España, con una densidad de 7.256 y 4.210 habitantes, respectivamente. Presentan además, junto a Madrid y Navarra, los índices de incidencia del virus más altos en 14 días.

En ellas no ha habido alarma por aglomeraciones, pero sí por la cantidad de gente que ha salido y está saliendo en Semana Santa pese a haber cierre perimetral, poniendo como excusas algunas de las excepciones recogidas en la norma (principalmente, ir al médico).

Por ello se han reforzado los controles en puertos y aeropuerto. En el caso de Ceuta, más de 4.000 personas abandonaron la ciudad desde el pasado miércoles hasta el sábado, un 33 % más que la semana anterior.

LARGAS COLAS EN IGLESIAS ANDALUZAS

Andalucía se enfrenta a otra Semana Santa sin procesiones y este año los ciudadanos están acudiendo a las iglesias para visitar los pasos que no saldrán a las calles. Colas de gente rodeando varias veces las iglesias que conforman aglomeraciones muy diferentes de las del ocio madrileño o barcelonés, pero que también preocupan.

Durante los últimos fines de semana, sobre todo si el tiempo acompaña, las playas urbanas de Valencia han concentrado a miles de personas, ya sea para tomar el sol, practicar deporte, pasear o tomar algo en sus terrazas, por lo que estas fiestas la Policía Local llevará a cabo un control general para asegurar que la gente mantenga las normas contra la covid.

Otra región costera, Murcia, ha visto aumentar la afluencia de visitantes a los centros de las ciudades de Murcia, Cartagena y Lorca, donde se están produciendo más contagios desde el viernes, por lo que se reforzará la vigilancia estos días festivos.

Sí se detectan celebraciones ilegales, como la del pasado sábado en un bar de Cartagena con 157 personas, lo mismo que ocurre en otras comunidades de menor densidad de población como Castilla-La Mancha, Castilla y León o Extremadura, así como en las comunidades del norte peninsular de Asturias, Cantabria, Aragón, Navarra y La Rioja.

En esas regiones no se han visto concentraciones llamativas de gente, aunque sí fiestas puntuales, una práctica que parece extendida en todo el país.

Los retos de las comunidades en la segunda Semana Santa de pandemia