Vender sueños sin disfrazar a nadie. Esa es la máxima del diseñador gallego, Roberto Verino, que presenta esta semana en Lisboa su última colección, inspirada en sus incuestionables referentes de calidad, elegancia y sencillez. "Intentamos vender sueños y, a ser posible, que esa inmensa minoría que nos puede comprar tenga esa capacidad de disfrutar vistiéndose, lo mismo que comiendo o teniendo la mejor relación social que pueda.
Y si no, ¿qué es la vida?", se pregunta en una entrevista con Efe el creador conocido por la 'elegancia sencilla' o la 'sencillez elegante' que marca todo su trabajo. Considerado uno de los diseñadores españoles con mayor proyección internacional, Verino puntualiza: disfrutar sí, pero sintiéndose uno bien consigo mismo, es decir, "sin disfrazar a nadie" de lo que no es.
"Lo que intento es no disfrazar, que las personas, mujeres u hombres, se encuentren bien consigo mismas y se miren al espejo cuando salen de casa y digan: ¡caray, soy yo! y además me siento guapa o guapo", incide. Ese sentimiento da energía, positivismo y capacidad para enfrentarse a lo que sea a lo largo del día porque, como muy bien recuerda, "el espejo es el reflejo del alma".
Lo difícil para él y para todos los diseñadores es lograr generar esos sentimientos en personas distintas, con personalidades diferentes, porque "el concepto de moda no se puede interpretar como que para todos es igual". "Hay que saber perfectamente valorarse, aceptarse, quererse y no disfrazarse", insiste, antes de precisar que lo que él pretende es encontrar "ese elemento diferenciador" para conseguir fidelización del cliente y ganarse su confianza. Eso solo se logra, en su opinión, si hay un compromiso con la calidad. "Lo que quiero es que su armario esté lleno de mi propuesta, que me elija a mí, a ser posible, porque me he ganado su confianza", añade.
Su última propuesta, la que ha traído a "Días de Moda" de Lisboa, está "muy basada en la calidad y en el diseño sencillo, que es lo que nos caracteriza", pero siempre poniendo en valor a las personas.
Para este trabajo, Verino ha buscado referentes que le inspiren y, por una serie de circunstancias coincidentes en el tiempo, la familia Kennedy ha sido uno de esos referentes. Y lo ha sido porque representa ese concepto que tanto le gusta de la sencillez como valor y porque "quizás fueron los primeros políticos de cierto raigambre mundial que tenían una cierta cercanía y una cierta capacidad de emocionar con una imagen muy sencilla".
El matrimonio John y Jacky Kennedy, y la actriz Audrey Hepburn son, para él, iconos de sencillez, pero con elegancia, con capacidad de generar emociones y con calidad, porque "la sencillez si no tiene calidad es simplona".
Lo que más le gusta al diseñador gallego (Verín, Ourense, 1945) es decir que tiene la capacidad "de sorprender, emocionar y seducir porque son las tres claves que hacen que alguien después siga haciendo lo mismo, que sorprenda, emocione y seduzca, y así es como una repetición".
De esa forma, se pone en valor a las personas. "Que no digan ¡qué bonito vestido. No, ¡qué guapa vas!, porque si es bonito el vestido pero no te pone a ti en valor, te está dejando en segundo plano", explica. La clave está "en que te potencie, que potencie tu interior porque al final, como personas, queremos estar demostrando que somos lo que somos".
Todos estos conceptos han estado muy presentes a la hora de elaborar el trabajo que el creador ha traído a Lisboa, donde intervino en una conferencia sobre "Moda y diseño" en el Instituto Cervantes y donde hoy participa, junto a otros prestigiosos diseñadores españoles, en un desfile en la embajada de España en la capital lusa.
Además de Lisboa, las ciudades norteñas de Oporto y Vila do Conde son las elegidas por Verino para sus puntos de venta en Portugal, un país que considera hermano y con muchas cosas en común, y al que regresará en unos días para asistir a la final madrileña de la Liga de Campeones de fútbol y apoyar a su Atlético de Madrid. Pero antes de ese día, seguirá trabajando en su próxima colección, la de primavera-verano de 2015, sobre la que no suelta 'ni prenda' hasta que llegue el momento de la presentación.