Parece que, una vez más, el río del pop español trae aguas revueltas. Esta vez, el escenario no está en Donosti, sino en los medios de comunicación, donde la marcha de Leire Martínez de La Oreja de Van Gogh ha dejado a más de uno con la ceja levantada y el móvil en la mano, buscando ese "por qué" que nadie cuenta del todo. Porque claro, cuando un grupo anuncia en su Instagram que "las trayectorias profesionales" de sus miembros "seguirán caminos separados", lo que todos pensamos es: "¡Aquí hay tomate!"
— La Oreja de Van Gogh (@laorejadevgogh) October 14, 2024
Y no es para menos. El anuncio dejó a más de uno con el corazón encogido, especialmente después de que Leire rompiera en llanto interpretando “Rosas”, una escena digna de telenovela, y que algunos ya consideran la versión millennial de "tira pa'lante y no llores". Ahí, sobre el escenario, la última lágrima de la vocalista se llevó 17 años de éxitos, dejando el aire cargado de incógnitas.
¡Oh, sorpresa!, no pasó mucho tiempo antes de que comenzaran las especulaciones. Que si se fue por diferencias creativas, que si la convivencia en la furgoneta de gira ya no era lo que era... Pero claro, en el mundo del espectáculo, siempre hay alguien dispuesto a poner más leña al fuego. En esta ocasión, ha sido Luis Pliego, director de la revista Lecturas, quien, con el índice levantado, nos susurra un "te lo dije", avanzando que Leire fue despedida. ¡Despedida! ¿Quién lo hubiera imaginado? ¡Aquí ya no se salva ni el apuntador!
Resulta que Leire no era "una más" en el grupo, no. Según Pliego, la cosa fue mucho más fría y contractual: Leire tenía un contrato laboral con el grupo, como si ser la vocalista de una banda icónica fuera lo mismo que trabajar en una oficina. De repente, nos imaginamos la escena: una junta extraordinaria en una sala de reuniones, con papeles sobre la mesa y una moción de despedida. La vida imitando a la burocracia.
Por si fuera poco, parece que la artista tiene las manos atadas por un contrato de confidencialidad. Ya nos lo imaginamos: un contrato más hermético que la receta de la Coca-Cola. Y claro, mientras nosotros seguimos teorizando con la copa de vino en la mano, ella tendrá que esperar "a encontrarse bien" para contarlo todo. ¿Será que nos enteraremos algún día de la verdadera historia? Lo que está claro es que, hasta entonces, el silencio será tan espeso como el clima de las canciones de su discografía.
Y cuando creíamos que ya habíamos escuchado todo, alguien lanza la bomba: ¿Vuelve Amaia Montero? Porque claro, esto es como en esas telenovelas que, cuando el personaje principal se va, aparece un sustituto... ¡pero no! Aquí estamos hablando de una posible vuelta de la vocalista original. Ya se rumorea que Amaia y La Oreja podrían estar preparando un concierto para 2025. A ver si va a ser que todo esto ha sido un giro de guion para un reencuentro a lo grande. ¡El público pide sangre, pero se contenta con nostalgia!
Así que, mientras esperamos a que se nos revele la verdad verdadera, solo nos queda disfrutar del espectáculo mediático, con Leire en una esquina, Amaia en la otra, y el público especulando qué será lo próximo. Pero, eso sí, que no falten las Rosas en el camerino, que de tanto drama a estas alturas, hasta las flores se nos están marchitando.