Lo que iba a ser una jornada más de inmersión se convirtió en un momento inolvidable para dos submarinistas coruñeses que se toparon, por sorpresa, con Manoliño, el ya célebre delfín que desde hace más de cuatro años nada libremente por rías y puertos de Galicia.
El encuentro tuvo lugar en la ría de Ferrol, concretamente en la zona de Mugardos, donde Dani Bouzas y su hermano Martín habían elegido bucear ante la mala mar en otras zonas abiertas. Además de practicar apnea, los dos hermanos dedican parte de sus salidas a recoger residuos del fondo marino, una rutina habitual para ellos como parte de su compromiso con el entorno.
Mientras entrenaban, un sonido repentino bajo el agua alertó a los buceadores. La sorpresa fue mayúscula cuando una gran silueta se acercó entre las sombras. No tardaron en identificar la figura familiar del delfín Manoliño, que rodeó a los buceadores en una actitud tranquila y curiosa, nadando a su alrededor durante varios minutos.
El momento quedó grabado en vídeo y fue compartido posteriormente en redes sociales, donde despertó gran interés entre los seguidores del joven coruñés, conocido por difundir contenido sobre apnea y pesca submarina. La grabación muestra la cercanía del delfín y la calma del encuentro, que se desarrolló sin interferencias ni comportamientos invasivos por parte de los submarinistas.
Tanto Dani como su hermano son conocedores de las recomendaciones de no interactuar con cetáceos, y recalcan que el delfín fue quien se aproximó a ellos. En todo momento respetaron la distancia, evitando cualquier acción que pudiera alterar el comportamiento del animal.
Este tipo de encuentros, aunque poco frecuentes, se producen de forma natural cuando los animales deciden acercarse de manera espontánea. Manoliño, en particular, ha sido avistado en múltiples ocasiones a lo largo del litoral gallego, ganándose el cariño y la admiración de muchos.
A pesar de las numerosas inmersiones acumuladas a lo largo de los años, los buceadores coinciden en que este instante quedará grabado en su memoria como una experiencia única. Un recordatorio de la belleza de los encuentros fortuitos con la naturaleza, cuando se dan en condiciones de respeto y armonía.