jueves. 18.04.2024

El deseo de vivir en un lugar alejado del bullicio emergió con la pandemia y avivó en 2021 la esperanza de una revitalización demográfica en Ferrolterra tras décadas de crisis por el declive del naval.

El área de influencia de la ciudad de Ferrol, que volvió a perder habitantes para quedarse en 64.785, va desde la zona del Eume a Mañón, el municipio que marca el límite entre A Coruña y Lugo. En total, 20 ayuntamientos; de ellos, 9 han visto repuntar su padrón en los doce meses anteriores.

Sus contextos son diferentes y hay localidades costeras y de economía pujante en el listado, pero también rurales que luchan contra el olvido.

Entre ellas destaca Valdoviño, el gran pulmón turístico de la comarca al que el Instituto Nacional de Estadística otorga 6.872 vecinos. Hubo momentos del pasado otoño en que superó los 7.000 y su alcalde, Alberto González, dice a Efe que ese incremento es "una gran noticia" y la confirmación de que el lugar "es un buen sitio para vivir".

Con algunas de las playas más grandes y concurridas del norte gallego, como A Frouxeira o Pantín, que cada año acoge el campeonato internacional de surf del Pantín Classic, proyecta un centro de alto rendimiento vinculado al deporte de la tabla.

Su regidor afirma que la alerta sanitaria ha destapado a una Ferrolterra "llena de oportunidades" y dotada de "sectores que tenemos que explotar". Pretende acelerar un "centro de día que tanto necesitamos, mejorar la movilidad" o avanzar en su desarrollo urbanístico.

González también apuesta por "levantar la cabeza y recordar que hay suelo industrial sin desarrollar", 600.000 metros cuadrados en su límite con Narón. Sobresale una reclamación por la constante subida de alumnado en sus colegios, "disponer de un instituto, un elemento de avance fundamental" porque abriría las puertas al Bachillerato y "a lo mejor a una FP básica".

Algo más al sur, Ares acaricia esta vez los 6.000 habitantes tras años en que fue el ayuntamiento del área en que se construyeron más viviendas. Su alcalde, Julio Iglesias, resalta a Efe que en "los últimos años hay matrimonios jóvenes que optan por venirse a vivir".

Además, indica que con "las ventas de la Sareb también bajaron los precios" y fija como meta "arreglar el problema del agua de manera definitiva". Y es que cada verano, cuando multiplica su población, el grifo se queda seco en muchas viviendas por falta de presión y por los picos en la demanda por la presencia de turistas.

Espera que este año se ejecute la ampliación de su colegio y que se desbloquee la construcción de un cementerio porque los parroquiales se han quedado pequeños. "No se corresponden con el incremento poblacional, solo hay nichos para familias de Ares de toda la vida", apostilla.

Igualmente, han pasado pocas semanas desde que se logró que haya un cuarto médico en su nuevo centro de salud, indispensable porque sube "el número de cartillas y en verano hay un incremento importante" de usuarios.

Son alzas en el padrón recibidas con una sonrisa, pero en Neda el dato llegó en forma de alivio. Su gobierno local advirtió en los últimos años que situarse por debajo de los 5.000 habitantes hacía peligrar las aportaciones procedentes de otras administraciones.

Tras muchos ejercicios de descensos, en 2021 escala levemente hasta los 5.032 residentes. El alcalde, Ángel Alvariño, subraya a Efe que se han empadronado "personas que sabíamos que estaban residiendo", mayoritariamente del resto de la comarca.

Entre montañas, el pequeño milagro de Moeche, que apuntala la cifra de 1.200 habitantes. La alcaldesa, Beatriz Bascoy, manifiesta a Efe que hubo "varias adquisiciones" de casas y sus compradores son "gente que se quedó a vivir casi toda, no es vivienda de fin de semana".

Luchan contra el "elevado" número de defunciones, plantan cara con una Casa Nido a falta de escuela infantil y comprueban que si "tienes esos servicios se abren más negocios", garantía de que todo puede cambiar a mejor.

Tregua pandémica al declive demográfico de Ferrolterra