martes. 16.04.2024

El Colegio de Administradores de Fincas de Galicia ha avisado este martes de la proliferación de restaurantes y lavanderías clandestinos en viviendas Galicia debido a las restricciones por la pandemia del covid.

 

En un comunicado, indican que la falta de instalaciones adecuadas y seguras "pone en riesgo" a las comunidades de propietarios que viven en esos edificios, con trastornos como el exceso de ruidos, trasiego excesivo de gente, olores y humos, generación de grandes cantidades de basura y atascos constantes en tuberías y desagües.

 

Esta entidad, formada por más de 500 profesionales, argumenta que este tipo de actividades ilícitas en pisos eran "residuales" antes de la pandemia y las restricciones que conlleva para frenar los contagios.

 

Según la secretaria de este Colegio Oficial de Administradores de Fincas de Galicia, Teresa Suárez Agrasar, en las "cocinas fantasma" se elabora y reparte comida de forma habitual y sus inquilinos o propietarios no cuentan con los permisos y licencias necesarios para realizar esta actividad.

 

Sostiene que "muchos responsables de estos negocios ilícitos son profesionales que han tenido que cerrar sus establecimientos a causa de la pandemia o inmigrantes que cocinan recetas de sus países de origen o bocadillos en grandes cantidades, que luego distribuyen por toda la ciudad o entregan a los clientes directamente".

 

El Colegio de Administradores cita también otra actividad ilícita que está en auge por la crisis económica y que es el lavado de ropa en cantidades industriales dentro de las viviendas. "Hemos visto casos de pisos con varias lavadoras o incluso trasteros con cinco o seis máquinas.

 

Se conectan a la corriente de agua comunitaria y están realizando coladas todo el día", denuncia la secretaria del colegio, que insiste en que "estas actividades tampoco se pueden realizar sin acondicionamiento previo y sin los permisos reglamentarios".

 

Los Administradores de Fincas alertan de más actividades ilegales, como el arreglo de coches en garajes privados que posteriormente se ponen a la venta, cultivo de marihuana y prostitución, esta última con un crecimiento exponencial.

 

"La razón de que estás actividades se sigan realizando con impunidad se debe a la lentitud administrativa y a que para denunciar se precisa del acuerdo previo de la junta de propietarios del edificio, algo que no siempre se produce", señala el colegio.

 

También "el miedo a represalias del que comete la actividad delictiva es otro factor que desanima a los vecinos a poner una denuncia", agrega. Como propuesta para paliar este tipo de situaciones, aconsejan la colocación de cámaras de videovigilancia en los portales para disuadir este tipo de negocios.

Alertan de lavanderías y restaurantes clandestinos en pisos por la pandemia