jueves. 18.04.2024

El catedrático en Medicina Legal en la Universidad de Santiago de Compostela, Ángel Carracedo, ha expuesto hoy en un curso las amplias posibilidades del ADN para buscar sospechosos de crímenes y para identificar a personas durante las investigaciones. Carracedo ha protagonizado la última ponencia, sobre genética forense y casos de homicidio en menores, del curso de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo acerca de criminalística y ciencias forenses.

 

A lo largo de su intervención ha explicado todo lo que se puede hacer con el ADN, que "es independiente de que sean menores o mayores", pues "depende de la cantidad de la muestra". El ADN está en "muchos casos" y sirve para buscar sospechosos, pues los científicos son capaces de determinar "datos como el origen geográfico, el color de los ojos, el color de la piel e incluso la edad con una precisión de más o menos dos años". La Policía tiene en cuenta estas conclusiones en muchas situaciones, aunque reconoce Carracedo que "la vida real no es el CSI" -en alusión a una popular serie de televisión- y no siempre se encuentra la respuesta a todo.

 

Es lo que sucedió en casos como la muerte de los hijos de José Bretón y Ruth Ortiz, en el que el padre "los quemó a tan alta temperatura" que no fueron "capaces de obtener nada de ADN para identificar", ha dicho. Ha detallado diversos avances para que los participantes en este curso tengan "una idea realista de lo que se puede hacer", y para ello ha tirado de diversos ejemplos, aunque ha preferido no hablar "de casos abiertos" cuando se le preguntó por ellos.

 

En ese sentido destaca los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington, en el que muchas y diversas muestras permitieron la identificación de los cuerpos, que contrasta con el tsunami del Índico de 2004, en el que todo fue mucho más complicado debido a la mala conservación de los cuerpos. En el atentado del 11 de marzo de 2004 en España los expertos tuvieron que detallar al juez que instruía la causa la procedencia de los propietarios de ciertos objetos, entre los que está una prenda de ropa de un hombre "que era millones de veces más probable que fuera norteafricano, en concreto argelino, que español".

 

En cambio, la mochila bomba que no explotó tenía las características contrarias, pues todo apuntaba a que era de un español que, además, tendría los ojos azules, ha abundado.

 

El trabajo de los investigadores del campo de la genética llega también a los numerosos y polémicos casos de bebés robados, en los que existe una "base de datos grande" de la Universidad de Granada, la 'DNA Pro Kids'. "Es importante porque el éxito investigación de robo de niños depende de lo grandes que sean las bases de datos y cómo estén organizadas", apunta, y por eso aplaude esta iniciativa.

Carracedo expone las amplias posibilidades del ADN para buscar sospechosos