Según publica este jueves el diario 20minutos, nada más ingresar en prisión, la asesina confesa de Isabel Carrasco estaba en el módulo 10 y su hija en el módulo 7 de la prisión de León. En junio ambas consiguieron estar juntas en el módulo 7, al principio en celdas distintas y luego compartiendo celda.
Entonces comenzaron los problemas: la madre ejerció su influencia y ambas no colaboraron en la limpieza y desobedecían a los funcionarios. Empezaron a acumular negativos y Prisiones las ha trasladado del módulo 7 (de respeto) al módulo 10, de régimen general.
El módulo 7 es seguramente uno de los mejores de la prisión, un módulo mixto (los hombres en la primera planta y las mujeres en la segunda) donde todos los presos comparten las instalaciones comunes, y donde hay presos poco conflictivos.
Para llamar la atención, la madre se duchaba vestida, al parecer intentando dejar entrever que estaba sufriendo episodios psicológicos un poco extraños. Además se dejó ver con la única presa etarra que cumple condena en León.
Montserrat González está acusada de disparar cuatro veces (tres balas impactaron en el cuerpo de Isabel Carrasco) contra la presidenta de la diputación leonesa el pasado 12 de mayo.