Hablar con un padre o una madre mayor sobre la posibilidad de dejar de conducir no es una conversación fácil. Sin embargo, en muchos casos, se vuelve necesaria. Ante esta realidad, la Dirección General de Tráfico (DGT) recomienda evitar los enfados y las prohibiciones drásticas, y propone una estrategia más empática y progresiva para afrontar esta situación.
En colaboración con psicólogos y expertos en educación vial, la DGT recuerda que la edad no debe ser el único criterio, pero sí un punto de atención a partir de los 70 años, momento en el que es importante estar más pendientes de las capacidades al volante.
Cuestionarios para ayudar a tomar conciencia
Con el objetivo de facilitar este proceso, la DGT pondrá a disposición cuestionarios específicos tanto para los conductores mayores como para sus familiares. Estas herramientas están pensadas para detectar señales de alerta, promover la reflexión y abrir un diálogo constructivo.
El enfoque de la institución es claro: no se trata de imponer, sino de acompañar y hacer que la persona entienda por sí misma si sigue siendo seguro que conduzca. Solo en casos extremos, en los que esté en riesgo la seguridad, se recomendaría una prohibición más firme.
¿Debería cambiar el sistema?
Desde el sector de las autoescuelas, algunas voces sugieren que el Gobierno podría ir más allá, implementando medidas similares a las de otros países, como Estados Unidos, donde los conductores mayores realizan prácticas o incluso se reexaminan del práctico. Esta medida no solo serviría para actualizar conocimientos —como señales nuevas o normas recientes—, sino también para reforzar la seguridad vial de forma más objetiva.
Una decisión que afecta a toda la familia
Dejar de conducir no solo implica una pérdida de autonomía, sino que puede afectar emocionalmente a quien ha pasado décadas tras el volante. Por eso, los expertos aconsejan que esta conversación se aborde con delicadeza, escucha y respeto, dejando claro que el objetivo es cuidar, no controlar.