El poeta Xosé María Díaz Castro, Letras Galegas 2014, era una persona discreta y ajena a toda vocación de notoriedad pública, pero un caso curioso tanto en su época como en la actual por las trece lenguas que conocía, cuentan los estudiosos de su figura Armando Requeixo y Xosé Manuel Salgado.
Los dos expertos consultados por Efe aseguran que Díaz Castro (Guitiriz, Lugo, 1914), homenajeado este 17 de mayo, es un poeta singular y único dentro del mundo de la literatura, impactado por la obra de otro gran nombre del cosmos de las letras, la gran Rosalía de Castro. "Es conocido sobre todo por su libro en gallego 'Nimbos', pero después de este día es necesario que se conozcan otras facetas, otras vertientes que también son muy interesantes y que, hasta ahora, estaban en 'stand by'", incide Requeixo.
Nacido en Os Vilares, una pequeña aldea de la comarca 'chairega' de Guitiriz, Díaz Castro, fue además de poeta en gallego, un gran autor de versos en lenguas de todo el mundo y un traductor con una obra intachable e impresionante. Y es que este literario dominaba nada más ni nada menos que trece idiomas, lo que le ha permitido alcanzar "una producción políglota" muy importante. "No solo conocía 13 lenguas, era capaz de entenderlas y comprender su sentido más profundo, lo que le hacía posible traducir esa métrica, esa armonía y ese ritmo particular que cada una de ellas imprime a los textos.
Era un monstruo de las lenguas", apostilla Requeixo, un filólogo también lucense del municipio de Mondoñedo, que ha dedicado gran parte de su vida a profundizar sobre la obra de su vecino. Un hombre intelectual con grandes conocimientos que abarcaban los diversos campos del saber.
Esta es la premisa que ha convertido a Xosé María Díaz Castro en un profesional versátil y muy notable, ya que por sus manos pasaron obras de grandes intelectuales internacionales como pueden ser Paul Valery, Víctor Hugo o Rainer Maria Rilke, nombres que siguen sonando con eco en el panorama literario. Esta faceta como traductor, que él consideraba que era "el arte de crear", le proporcionó ciertas ventajas con respecto al resto, porque ese "caudal inmenso" sobre poetas universales en las lenguas más dispares le permitía recibir esa herencia, adaptarla y darle "una nueva vida".
En la historia gallega era apreciado como "un hombre brillante, excepcional, singular e irrepetible, porque 'Nimbos' es una obra inimitable que le ha garantizado ser un clásico", explica Requeixo, quien "recibió el reconocimiento sobre todo de sus iguales dentro del circuito literario".
"Su obra es como un elixir que destila aguardiente, donde cae gota a gota un licor extraordinario y muy depurado", escenifica Requeixo, lo que le permite realizar una poesía trascendente, de un hondo arraigo telúrico, un intimismo metafísico y auténtico, donde no existen las imposturas ni las apariencias. "Nos regala la vida en estado puro", incide.
El profesor Salgado, otro experto en Díaz Castro, recordaba una frase célebre de otro afamado literario, de Umberto Eco, que decía que quería un lector inteligente, "el que me coja y no me entienda, que me vuelva a coger y me tire sin la menor concesión". Díaz Castro también requiere de un lector perspicaz, agudo e ingenioso, no es una lectura sencilla, ya que intenta responder a cuestiones que ni hoy en día tienen respuesta.
"¿Cómo un hombre que solo ha publicado un libro en vida merece estar en la peana de la más ilustre literatura de todos los tiempos?", se pregunta fascinado e impresionado a partes iguales Salgado. Y se responde a sí mismo con total convicción, "pues porque es un poeta en toda la extensión de la palabra", manifiesta categórico. 'Nimbos' es un libro que no tiene muchos seguidores ni tampoco continuadores, prosigue, pero a pesar de ello, fue "clave", ya que supuso una "inflexión puntual en el momento histórico de la nación".
"He estado repasando las publicaciones del año 1961", continúa estupefacto, "y de las 48 obras poéticas publicadas en literatura española no hay ninguna que se acerque, ni por asomo, a la altura de 'Nimbos', y estamos hablando de figuras tan conocidas y destacadas como Alexander o Alberti", reafirma. Aún hoy en día se están descubriendo obras inéditas, más versos, más letras y más palabras escritas, de puño y letra, por este lucense tan reacio a publicar en vida por autoexigirse demasiado.
"La calidad no tiene nada que ver con la cantidad", ya lo decía Gabriel García Márquez, rememora Salgado, y "un escritor vale más por lo que esconde y guarda que por lo que escribe, y a veces, también hay que juzgar esto". Díaz Castro, amigo fraternal desde su época en el seminario en Mondoñedo de Aquilino Iglesias Alvariño, sirve a las palabras al mismo tiempo que se beneficia de ellas para transmitir una obra transparente que destaca por la "verosimilitud del habla popular gallega" a través de una forma de expresarse única que supone "un plus añadido" a su creación.