Un psiquiatra del hospital Vithas Nuestra Señora Fátima de Vigo sostiene que El Quijote pudo sufrir un trastorno psicótico reactivo, que hoy por hoy sería tratado con neurolépticos e internamiento en una unidad de agudos.
El doctor Tiburcio Angosto llega a esta conclusión en vista de que el personaje de la obra cumbre de la literatura española se acabó curando espontáneamente, según informó el propio hospital vigués en un escrito.
También defiende este especialista que Alonso Quijano no se convirtió en Don Quijote de la Mancha como consecuencia de un exceso de lectura de libros de caballerías, sino en su intento de buscarles un sentido. Hace hincapié en que el padre de Miguel de Cervantes, Rodrigo de Cervantes, era médico, y en que esta circunstancia pudo influir en la manera en la que el escritor describe varios comportamientos del hidalgo caballero que revelan una patología concreta.
Tiburcio Angosto indica que uno de los episodios más conocidos del Quijote, la batalla contra los molinos de viento, no son una alucinación, es decir, ver lo que no hay, sino una interpretación delirante de la realidad: confundir lo que realmente se ve.
Este especialista interpreta la promesa de una ínsula para Sancho, que finalmente le cede en las inmediaciones de Zaragoza, la Insula Barataria, como un delirio de grandeza al nombrar a su escudero como gobernador de la misma. Y el comportamiento con su amada Dulcinea del Toboso lo ve como un delirio erotomaníaco, ya que cree que ella está enamorada de él, pero para hacerse digno de ese amor necesita superar todas las pruebas que dan hilo argumental al libro.
Considera Tiburcio Angosto que el Quijote cervantino es "más coherente" como caso clínico que el apócrifo de Avellaneda, que acabó internado en un psiquiátrico. Y eso que en la época había en España al menos ochos centros psiquiátricos, los más antiguos los de Valencia, que data de 1409, y el de Toledo, abierto en 1483, donde acabó ingresado precisamente el Quijote de Avellaneda.
Sostiene este psiquiatra que con la muerte de Alonso Quijano en su casa y lúcido, Cervantes no solo evita una segunda parte del Quijote de Avellaneda, sino que además da "cierta coherencia" al proceso de curación. La aparición de las melancolías y desabrimientos pueden atribuirse a lo que hoy se diagnostica como depresión post psicótica.