Mucho se ha hablado y escrito sobre la marcha de Feijóo para Madrid pero, después de años deshojando una margarita que parecía haber descartado, finalmente ha decidido subirse al AVE, aunque sea metafóricamente, y emprender la reconquista de España para el PP.
Atrás quedan días de incertidumbre, de crípticas declaraciones y de espera, y aquella tarde de 2018 en Santiago de Compostela cuando anunció su renuncia a presentarse para suceder a Mariano Rajoy.
Lo hace, ha dicho tras emocionarse, porque se siente "preparado" y debido a que considera que puede, "junto a un partido unido", lograr el objetivo que tiene, que es el de conseguir gobernar en España.
Las predicciones se han cumplido esta vez y, si todo sale según lo planificado, Feijóo se convertirá el próximo abril en Sevilla en el tercer líder gallego del PP, un partido que tiene sus raíces en Galicia.
En la sede de la calle Génova está toda la mudanza por hacer y también en la Xunta y en el PPdeG porque Feijóo no solo hizo de este partido "el que más se parece a Galicia", como suele asegurar, sino a sí mismo.
De Galicia sale un presidente que ha igualado a Manuel Fraga con cuatro mayorías absolutas e incluso lo ha adelantado, por la derecha, en algunos ámbitos; y a Madrid llega un líder que tiene fama de moderado y al que muchos consideran un puntal ideológico del PP frente a la indefinición en la que se movía Pablo Casado.
Los dos son Feijóo y puede que aún alguno más que está por descubrir tras esta decisión que, según ha asegurado este miércoles, no es buscada "ni ambicionada".
"La forma es la garantía de las cosas", dijo el martes al deshojar el penúltimo pétalo de la margarita de su futuro político. Y garantía era lo que él esperaba, en la forma y en el fondo, de que será elegido por aclamación.
Aún así, ha instado a cualquier persona que crea que pueda dirigir el PP a presentarse, dando antes claro "un paso al lado para coger impulso".
Un impulso que él no tomó en junio de 2018 cuando, contra todo pronóstico, rechazó entrar en la carrera para suceder a Mariano Rajoy. Hubo quien recordó sus fotos en un barco con Marcial Dorado -entonces contrabandista y después condenado por blanqueo de capitales procedente del narcotráfico- para justificar ese paso atrás, cuando ya contaba con amplios apoyos en el partido.
Pero el momento que Feijóo ha preferido recordar estos días es otro, cuando en 2006 se convirtió en el sucesor de Fraga y se hizo con las riendas del PPdeG tras superar, ya antes del congreso extraordinario, a los otros tres candidatos.
Tres años después, hace justo hoy 13 años y un día, logró su primera mayoría absoluta con el lema de "Llegó el momento". En aquel entonces se refería, por supuesto, a "Galicia, Galicia, Galicia, y por cuarta vez Galicia", el eslogan de su más reciente campaña electoral, en 2020.
Ahora ha llegado también el momento para ir a Madrid, en una segunda oportunidad que ha aparecido repentinamente tras la crisis abierta por el choque entre el todavía líder del PP, Pablo Casado, y la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso.
Hace apenas dos semanas, Feijóo se pronunciaba por primera vez sobre esta polémica y se decantaba por el bando de Ayuso, a la que ayer defendió indubitadamente constatando su "honorabilidad". La presidenta de la Comunidad de Madrid es la única que se acerca a la mayoría absoluta que el PP tiene en Galicia y constituye la otra gran figura mediática del partido.
A diferencia de Feijóo es de la nueva hornada del PP, la que despuntó con Casado, mientras que el presidente gallego tiene una larga trayectoria en la administración pública, el partido y la Presidencia de la Xunta.
Además, está bregado en superar crisis, ya que volvió a aterrizar en la política gallega en 2003, en plena vorágine tras el hundimiento del buque Prestige.
Llegó al Gobierno de Manuel Fraga tras la renuncia de Xosé Cuíña, el eterno "delfín" del presidente gallego, que dimitió del cargo en la Xunta tras la publicación de que empresas de su familia habían vendido material para luchar contra la catástrofe del petrolero.
Nacido en 1961 en Os Peares (Ourense), licenciado en Derecho, inició en 1985 su carrera en la administración pública de la que no ha salido desde entonces. Ha sido secretario general de la Consellería de Sanidad, vicepresidente del Servizo Galego de Saúde (Sergas) y presidente del Insalud y de Correos y Telégrafos, entre otros cargos, hasta que en 2003 volvió a la Xunta como conselleiro de Política Territorial.
Esta experiencia le será útil para superar los escollos que se le presentarán como líder del principal partido de la oposición, además de sortear la dificultad de no tener escaño en el Congreso para dar desde allí la réplica al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
A nivel interno, en el PP están todas las heridas por coser. Y desde el exterior, Vox es una peligrosa sombra de la que Feijóo no tenía que preocuparse en Galicia, pero sí en España y ya de inmediato, para forjar el Gobierno de Castilla y León.
En la comunidad autónoma gallega deja también una brecha abierta, tanto en el PPdeG como en la Xunta. Quienes serán sus sucesores en uno y otro lado, antes o después, es una cuestión que intentará dejar bien atada antes de hacer las maletas y subirse al AVE a Madrid. Ese que inauguró junto a Sánchez el pasado 21 de diciembre y que, por fin, llegó a Galicia.