sábado. 20.04.2024

Galicia ha rendido ayer un homenaje al primer soldado español fallecido en el desembarco de Normandía en 1944, el coruñés Manuel Otero, un héroe sencillo y desconocido que sacrificó su vida a favor de la libertad en una de las operaciones más elocuentes de la Segunda Guerra Mundial.


El desembarco de Normandía, del que ayer se han cumplido 70 años, está considerado como el principio del fin de la II Guerra Mundial en suelo europeo, y Manuel Otero falleció en el primero de los desembarcos aliados, que se produjeron en la costa francesa.


Su historia permaneció en la penumbra durante todo este tiempo, hasta que el azar decidió jugar su particular carta en esta partida.


Hace apenas ocho meses, una de sus sobrinas, Gema Martínez, decidió "poner en orden" la casa familiar para rehabilitar algunas zonas.


Contactó con el Museo Militar de A Coruña para consultar si querían el baúl de zinc, transformado en caja mortuoria, en el que vino conservado el cuerpo de su tío desde el cementerio norteamericano hasta tierras coruñesas, cuatro años después de su fallecimiento en ese acontecimiento histórico.


Fue entonces cuando empezó una investigación, a través del número identificativo de la placa del baúl, pesquisa que obtuvo una conclusión: Manuel Otero era el primer gallego, y también español, fallecido en el Desembarco de Normandía.


La vida de este héroe silencioso no fue fácil y estuvo determinada por los conflictos y la desdicha.


Manuel Otero (Outes, 1916) era marinero de profesión, hasta que con tan solo 20 años, las circunstancias empezaron a encauzar su destino. Estaba embarcado como mecánico en una nave de la marina mercante, hecho por el que luchó en la Guerra Civil Española en el bando republicano, resultando herido de gravedad, en un pulmón y en un brazo, durante el transcurso de la batalla de Brunete.


Después de siete meses de recuperación y tras la desmovilización, volvió a su casa natal, pero los vencedores del conflicto, implacables en la persecución de los republicanos durante los años siguientes a la finalización de la guerra, abrieron contra él un proceso de batida, por lo que decidió emprender una nueva aventura que, sin saberlo, marcaría el devenir de su vida.


Este enigmático soldado embarcó en un buque rumbo a Estados Unidos, donde llegó en el año 1941, y dos años después se alistó como voluntario en el Ejército Americano, siendo asignado al 16º Regimiento de la 1ª División de Infantería, la famosa 'Big Red One', destinada a desembarcar en la playa de Omaha en el conocido sector Doc Green.


Manuel Otero podía ser el perfecto protagonista del afamado y célebre filme de Steven Spielberg, 'Salvar al Soldado Ryan', al ser uno de los primeros en subir a bordo alrededor de las seis de la madrugada en una barcaza y en unas características ideales, pero buscadas y premeditadas: el ascenso de la marea y en época de luna llena.


El desenlace, lo nunca deseado. La unidad del soldado gallego fue mermada, en un 70 por ciento, en la arena de ese paraíso litoral francés, y el propio Otero fue uno de los primeros en caer.


Buena prueba de esta historia son los documentos, fotografías y objetos personales que sus familiares han conservado a lo largo de este tiempo, y que ilustran toda una vida, hasta el momento, oculta en la sombra.


La vitalista Gema ha contado a Efe cómo su madre Manuela, hermana del homenajeado, escribió en un diario todos los recuerdos que guardaba de ese fatídico día y de sus primeros años de niñez juntos en la comarca coruñesa de Outes, sin duda uno de los testimonios más fidedignos.


Amigos, familiares y vecinos se han unido este viernes a los Amigos del Museo Militar de A Coruña y a la Asociación Histórico Cultural Royal Green Jackets, así como a la agrupación cultural Terra de Outes, para rendir un sentido homenaje a este coruñés que destacó por su singularidad.


Una vecina de la localidad y amiga de la familia ha señalado a Efe que cuando tenía apenas 9 años presenció el entierro de Manuel, cuyo cuerpo venía depositado en una caja "cubierta por una bandera" americana.


Recuerda que fue enterrado "con todos los honores" y que le concedieron la Medalla con la Cruz Púrpura que hoy conserva Rosa, la única hermana viva de Manuel, una mujer que reside en Italia y no pudo asistir al homenaje porque a sus 83 años se encontraba "trabajando".


La joya de la corona de la familia Otero, un baúl, fue la que destapó, por casualidad, la historia de un personaje olvidado que dio su vida por la búsqueda de una libertad perpetua en Europa, y cuyo recuerdo quedará inmortalizado en el 'Hotel Normandía', fruto de la remodelación de la casa en la que él nació y que se habilitará como establecimiento hostelero.

Homenaje al primer soldado español fallecido en el desembarco de Normandía