jueves. 28.03.2024

El nuevo jefe de la Casa del Rey, Jaime Alfonsín Alfonso, hasta ahora jefe de la Secretaría del Príncipe de Asturias, lleva toda una vida a la sombra de don Felipe, quien le ha elegido para que le ayude a pilotar lo que en su discurso de proclamación definió como una "Monarquía renovada para un tiempo nuevo".

 

La "sombra" como metáfora es lo que mejor describe a este lucense de 58 años, alto pero rayano en la invisibilidad, de rostro serio, trato educado y una discreción infinita que siempre lo ha colocado en un segundo -o tercer- plano en los muchos actos oficiales a los que ha acompañando al actual Rey en los últimos 19 años. Hombre de la máxima confianza de Felipe VI, trabaja junto a él desde que en 1995 fue nombrado jefe de la Secretaría del Príncipe con el encargo de enriquecer y facilitar la tarea del Heredero de la Corona, algo para lo que ha contado con unas valiosas herramientas: su alta preparación e indudable capacidad intelectual.

 

Como fiel consejero es también uno de los hombres más prudentes de los que tienen despacho en el complejo mundo del Palacio de la Zarzuela, de manera que resulta tarea casi imposible lograr de él alguna información que no quiera transmitir, sobre todo para la prensa, a la que por otra parte trata de forma correctísima. Si la Casa del Rey fuera un ministerio, su papel sería el del perfecto subsecretario, el hombre al que casi nunca se ve pero que controla todos los entresijos, y hasta los secretos, del departamento, y que proporciona al ministro todo el apoyo técnico, jurídico y logístico que necesita.

 

En 1978, cuando Felipe VI sólo contaba diez años, el hombre que desde hoy le seguirá como su mano derecha a la hora de afrontar los muchos retos que le aguardan se licenció en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid y no como un alumno cualquiera, sino con el primer premio extraordinario de su promoción. Tres años después ingresó en el Cuerpo de Abogados del Estado; prestó servicio en las delegaciones de Hacienda de Teruel, Cuenca, en el Ministerio de la Presidencia, el Tribunal Supremo y también en la Asesoría Jurídica de la Comisión Europea en Bruselas.

 

En 1982, con tan sólo 26 años, el entonces ministro de Administración Territorial, Luis Cosculluela Montaner, le nombró director general de Cooperación con los Regímenes Autonómicos, convirtiéndose así en el director general más joven de la historia de España. Aquellos años volcado en la función pública de un joven y brillante abogado del Estado le aportaron un profundo conocimiento del funcionamiento de la Administración, mientras impartía clases de Derecho de la Unión Europea en el ICADE. También profesor de Derecho Fiscal en la Universidad Autónoma de Madrid, en 1984 se incorporó al Barclays Bank, del que fue secretario general y jefe de su asesoría jurídica.

 

Ocho años permaneció en esta entidad financiera, para pasar en 1992 al prestigioso despacho de abogados Uría & Ménendez, donde ejerció la abogacía hasta que a finales de 1995 renunció a una prometedora carrera en el mundo del Derecho para poner su experiencia y amplios conocimientos al servicio de la Casa del Rey. Hasta entonces, el Príncipe sólo disponía de una secretaría de apoyo; pero, una vez finalizados sus estudios, el Rey Juan Carlos decidió crear una secretaría para él con Jaime Alfonsín al frente.

 

Al haberle llamado el nuevo Rey para la Jefatura de su Casa, parece haber cumplido la misión que entonces le fue encomendada, y no en vano ha sido artífice, siempre entre bambalinas, del cada vez más importante papel del Heredero de la Corona. Sin un gesto distinto a otro, vestido habitualmente con traje oscuro, dejándose ver lo justo y hablando nada más que lo imprescindible, Alfonsín ha viajado con don Felipe, y también con doña Letizia, por toda España y medio mundo.

 

Muchos de estos viajes han sido a Iberoamérica, donde, en su calidad de Príncipe de Asturias, don Felipe ha asistido a 69 tomas de posesión de presidentes de países latinoamericanos. Casado y con dos hijas, se trata del primer jefe de la Casa del Rey que no es diplomático o militar y goza de la total confianza de don Felipe, como prueba que lo haya colocado en un puesto clave para el reinado que comienza.

 

Jaime Alfonsín, la discreta y fiel sombra de don Felipe