Dicen que quien mueve las piernas mueve también el corazón, y más, si lo hace por unas sendas tan increibles como las que discurren por la península de O Grove. Paseos, de entre una y dos horas, nos llevan por playas, montes y acantilados y siempre con un salado aroma a salitre que nos llena los pulmones.
Nuestro querido lector Miguel Velay nos ha cedido estas preciosas fotografías de la ruta de senderismo que realizó el pasado fin de semana:
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