jueves. 18.04.2024

La embarcación semisumergible hallada en poder de una organización de traficantes de estupefacientes en Málaga es una nave más rudimentaria que el "narcosubmarino" interceptado en 2019 en Galicia, pero prueba que este tipo de ingenio, que comenzó a usarse en Colombia en los 90, sigue mereciendo las inversiones de los narcos.

 

La embarcación semisumergible localizada en una nave de Málaga, aún sin acabar, estaba diseñada para trasladarse desde la costa española hasta alta mar, al encuentro de una nave nodriza que descargaría en ella hasta dos toneladas de cocaína.

 

La semisumergible, de nueve metros de eslora, tres de manga y tres de calado, llevaría después la droga a las costas españolas, tratando de pasar desapercibida en el mar, ya que apenas asomaría una pequeña parte de su estructura. "Como la punta de un iceberg", ha explicado hoy el comisario general de Policía Judicial, Rafael Pérez.

 

Su recorrido sería pues mucho menor que el que hizo el narcosubmarino que en la madrugada del 24 de noviembre de 2019 encalló en la ría gallega de Aldán cargado con 3.200 kilos de cocaína. Éste, con 21,47 metros de eslora y 2,1 metros de alto, navegó entre 12 y 16 horas por el Amazonas hasta llegar a la desembocadura. Ya en el mar, en un viaje que iba a durar 15 días hasta Europa, la nave se batió con tres temporales y llegar a su destino tomó el doble de tiempo.

 

Los investigadores creen que fue construido por ingenieros rusos y que costó un millón de euros. Sólo iba a ser usado una vez, después lo hundirían. La inversión no salió bien. El "narcosubmarino", tras no poder descargar la droga en unos veleros en aguas portuguesas, se dirigió a Galicia. Allí los tripulantes dejaron abandonado el semisumergible encallado, de tal forma que no se hundiera con la idea de ir después a recoger la carga. Pero los tres tripulantes, un boxeador español de 29 años y dos primos ecuatorianos, abandonaron la nave y fueron poco después detenidos, aún vestidos con sus trajes de neopreno.

 

Era la primera vez que se detectaba un narcosubmarino que atravesaba el Atlántico para dirigirse a Europa, pero los cárteles de Sudamérica llevaban ya tiempo usándolos y siguen haciéndolo. De hecho, también a finales de 2019, por ejemplo, la Guardia Costera estadounidense aprehendió un narcosubmarino autopropulsado en aguas del Pacífico, una de las zonas conocidas de tránsito de drogas en América Central y del Sur, y en Perú fue incautado a 178 millas de la costa otro de 15 metros de eslora y 2,3 de manga que llevaba más de una tonelada de clorhidrato de cocaína, muy probablemente hacia Norteamérica.

 

Los ingenios "semisumergibles" del estilo del hallado en Málaga tienen en España otro antecedente. El 13 de agosto de 2006 la Policía apresó un submarino de fabricación casera, de 11 metros de eslora y unos 2 de manga, abandonado en la ría de Vigo, encendido y con 4.400 litros de carburante en el depósito.

 

Según las investigaciones, este semisumergible, construido con acero de forma clandestina en talleres gallegos, no tenía el fin de atravesar el Atlántico. Su objetivo era llegar hasta alta mar. aproximarse a otra embarcación procedente de Sudamérica, que le traspasaría la droga para que después que el "narcosubmarino" la introdujera en las costas gallegas. Pero hubo en el último momento un cambio de planes y finalmente la red decidió abandonar el narcosubmarino, esperando que la Policía se entretuviese con él, mientras la droga era introducida por otro medio.

 

En la Sentencia del Tribunal Supremo del 2012 que agravó las condenas a los seis detenidos por este hecho, se explicaba que era la primera vez que en España se utilizaba "un medio de transporte tan sofisticado como un submarino" para introducir droga, aunque señalaba que ya por aquel entonces el Código Penal de Colombia las contemplaba. Y es que en este país se descubrió el primer "narcosubmarino" en 1993.

 

Desde 1993 hasta 2011, se hallaron en Colombia 60 semisumergibles, aunque ninguno de ellos con capacidad de hundirse por completo. Fue en 2011 cuando se detectó, cerca de la desembocadura del río Saijá y listo para partir a México, el primero totalmente sumergible, capaz de navegar a nueve metros de profundidad, con capacidad para transportar siete toneladas de cocaína. Se estimó que su construcción habría costado unos 2,2 millones de dólares.

"Narcosubmarinos", ingenios en los que los narcos invierten desde los 90