El pasado noviembre ha marcado un nuevo récord como el mes más cálido registrado en la Península Ibérica desde 1961, según datos de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). Con una temperatura media de 12,4ºC, el mes superó en 0,5ºC al anterior noviembre más cálido, que tuvo lugar en 1983. Este incremento de 2,8ºC respecto al promedio habitual (1991-2020) evidencia un cambio climático cada vez más pronunciado.
Un noviembre cálido y seco
Además del calor inusual, noviembre de 2024 destacó por ser muy seco. Según AEMET, las precipitaciones quedaron un 40% por debajo de lo normal, afectando especialmente a zonas de la vertiente atlántica, donde las lluvias escasearon. A pesar de episodios de precipitaciones significativas en los primeros días del mes en la vertiente mediterránea, el balance general refuerza la tendencia de meses otoñales más cálidos y secos.
Un impacto que preocupa
Este fenómeno no es aislado, sino parte de un patrón que preocupa a meteorólogos y ambientalistas. En las últimas décadas, los otoños en la Península muestran un aumento progresivo de las temperaturas medias y una reducción en la cantidad de lluvias. Estas anomalías térmicas afectan no solo al medio ambiente, sino también a sectores como la agricultura y los recursos hídricos, que dependen de un equilibrio estacional cada vez más alterado.
Contexto climático global
El récord de noviembre se enmarca en un contexto global de aumento de temperaturas atribuido al cambio climático. El fenómeno de El Niño, que intensifica el calentamiento global, ha contribuido a que 2024 sea uno de los años más cálidos de la historia. Este noviembre cálido en la Península es un reflejo de los desafíos climáticos a los que se enfrenta el planeta, con eventos climáticos extremos y alteraciones en los ciclos meteorológicos tradicionales.
AEMET advierte que estas cifras refuerzan la necesidad de adoptar medidas urgentes para mitigar los efectos del cambio climático y adaptarse a un escenario donde los récords de temperaturas altas son cada vez más habituales.