El nuevo real decreto en el que trabaja el Gobierno busca implementar medidas estrictas en los comedores escolares para fomentar una alimentación más saludable entre los menores. Una de las medidas más destacadas será la prohibición de las bebidas azucaradas, que serán reemplazadas por agua como única opción durante las comidas escolares.
Medidas clave para una dieta equilibrada
El plan incluye la obligatoriedad de ofrecer a los escolares frutas y verduras frescas diariamente, así como la incorporación de alimentos de calidad, como carnes, pescados, legumbres y cereales, en los menús de los comedores escolares. Además, se fomentará el uso de productos de proximidad y circuitos cortos de producción, contribuyendo no solo a una dieta equilibrada, sino también a la sostenibilidad y el apoyo a la economía local.
Estas medidas garantizarán que, al menos, cinco comidas a la semana cumplan con los estándares de nutrición recomendados por organismos internacionales. La normativa también busca proteger especialmente a los menores de familias con menores ingresos, quienes presentan mayores tasas de obesidad y dificultades para acceder a una alimentación adecuada.
La obesidad infantil, un desafío urgente
El último informe sobre obesidad infantil en España muestra que el 48% de los niños de familias con ingresos bajos sufren exceso de peso, frente al 29% de aquellos que provienen de familias con mayores ingresos. Además, los menores en hogares con menos recursos tienden a practicar menos deporte en actividades extraescolares y pasan más tiempo frente a pantallas, lo que aumenta su exposición a anuncios de alimentos no saludables.
Aunque los índices generales de obesidad infantil han disminuido en los últimos años, los datos reflejan que esta mejora no ha alcanzado a las familias más vulnerables, donde los indicadores permanecen estancados desde hace más de una década.
Un enfoque inclusivo en la alimentación escolar
El objetivo del Gobierno es garantizar que todos los niños, independientemente de su entorno socioeconómico, tengan acceso a una alimentación saludable. Las medidas pretenden además educar en hábitos alimenticios que puedan mantenerse a largo plazo, reduciendo los riesgos de enfermedades asociadas al exceso de peso, como la diabetes o problemas cardiovasculares.
Esta normativa representa un paso importante hacia la igualdad en la salud alimentaria y pone el foco en la prevención de la obesidad infantil como un problema social y sanitario prioritario.