sábado. 20.04.2024

Un hombre para quien el fiscal pide dos años y medio de cárcel por un delito de estafa, dado que ha sido procesado por engañar supuestamente a un taxista para que lo pasease por media Galicia y luego no pagarle los 637,48 euros de la carrera, se negó este viernes a buscar un acuerdo de conformidad con el ministerio público, al entender que no hubo “ánimo defraudatorio” en su comportamiento.

Así lo explicó en la Audiencia Provincial de Lugo el abogado que ejerce la defensa, Pablo Viño.

Aunque el fiscal entiende que engañó a un taxista de Lugo para que lo llevase a la estación de autobuses de Ourense y, desde allí, hasta A Coruña y hasta un club de alterne ubicado en la localidad de Guísamo (Bergondo, A Coruña), el acusado asegura que “no tenía intención de no pagar”.

“No existe ánimo defraudatorio” por su parte, dijo el letrado, dado que el acusado “era cliente del taxista” e incluso existía entre ellos “una cierta amistad”, por lo que entiende que “no ha cometido delito alguno”.

“No quiso llegar a un acuerdo con el ministerio fiscal” al entender que los hechos sometidos a juicio, dijo el letrado, “son una cuestión puramente civil, porque se debe aplicar el principio de intervención mínima del derecho penal. Es una cuestión, simplemente, de impago de una factura”.

En la misma línea, aunque se le aplica la pena mínima, habida cuenta de que el acusado es reincidente, el abogado aclaró que a su cliente le parece “un poco desproporcionada”.

Además, mostró su disposición a reparar el daño con el abono de la carrera.

Según el escrito de acusación del ministerio público, los hechos sucedieron el 16 de noviembre de 2016, cuando el procesado, un hombre de 48 años de edad, se subió en uno de los taxis estacionados en la parada de la Praza da Constitución de Lugo y le pidió al conductor que lo llevase hasta la estación de autobuses de Ourense.

Después de permanecer unos minutos dentro de la terminal, le pidió al taxista que lo llevase, primero hasta A Coruña y, posteriormente, a un club de alterne en Guísamo (Bergondo), donde le dijo que lo esperase en el aparcamiento del establecimiento.

El sospechoso abandonó el local sin que el taxista se percatase de ello, de modo que el conductor esperó por él durante horas hasta que comprobó que se había marchado sin pagarle.

El importe del servicio prestado asciende a 637,48 euros, de modo que el ministerio fiscal, además de la pena de cárcel, pide que el acusado le abone esa cantidad al taxista en concepto de responsabilidad civil, con los correspondientes intereses de demora.

El fiscal lo acusa de un delito de estafa con el agravante de reincidencia, dado que ya fue condenado previamente por hechos similares. 

El acusado de no abonar una carrera de taxi de 637 euros alega que no es delito