La concejala de Benestar Social y Maiores de Lugo, Olga López Racamonde, ha hecho un llamamiento al civismo después de que dos desfibriladores públicos, instalados en las plazas de Avilés y Sagrado Corazón, fueran dañados y uno de ellos robado. Según López Racamonde, uno de los dispositivos fue localizado en un descampado gracias a su sistema de geolocalización, mientras que el otro tuvo que ser reparado debido a los daños sufridos.
La edil lamenta estos actos vandálicos, recordando que estos dispositivos, además de representar un costo económico de aproximadamente 1.300 euros cada uno, son esenciales para salvar vidas en situaciones de emergencia. “Es incomprensible que se vandalicen bienes que pagamos entre todos los ciudadanos y que están diseñados para protegernos en casos críticos”, señaló.
Lugo: Ciudad más cardioprotegida del noroeste
El Ayuntamiento de Lugo trabaja para reparar y sustituir los desfibriladores afectados, que forman parte de una amplia red de 67 dispositivos. De estos, 11 están ubicados en espacios públicos al aire libre, como plazas y calles; 10 son portátiles, utilizados por los cuerpos de Bomberos y Policía Local, y el resto se distribuyen en centros sociales, deportivos, culturales y edificios públicos de la ciudad y parroquias rurales. Esta red convierte a Lugo en la ciudad más cardioprotegida del noroeste peninsular, triplicando el promedio nacional.
López Racamonde también recordó que no es la primera vez que ocurren actos vandálicos de este tipo: el año pasado, otros tres desfibriladores fueron dañados en Augas Férreas, Avenida da Coruña y Campo Castelo, lo que implicó reparaciones o reposiciones costosas.
Impacto de estos actos vandálicos
Además del daño económico, el vandalismo de estos dispositivos tiene un impacto directo en los servicios de emergencia. Según la concejala, todos los desfibriladores cuentan con geolocalizadores conectados al 061, lo que provoca que el robo o el daño genere alarmas falsas y movilice recursos innecesarios del sistema público de emergencias.
Olga López Racamonde finalizó su intervención instando a la ciudadanía a cuidar de estos dispositivos, recordando que “un desfibrilador puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte en una situación de emergencia”.