Durante una inspección rutinaria en las plazas reservadas frente a urgencias del Hospital Universitario Lucus Augusti (HULA), los agentes detectaron un vehículo con una tarjeta de estacionamiento que levantó sospechas. Estaba mal impresa, recortada a mano y colocada en el salpicadero para simular su validez.
Tras consultar con el organismo emisor, se confirmó que la tarjeta era auténtica, pero pertenecía a la madre de la conductora, quien ni siquiera estaba en el hospital. La propia familia confirmó que se encontraba en su domicilio.
Minutos después, los agentes localizaron a la conductora, quien reconoció haber hecho la copia para poder aparcar más fácilmente. Posteriormente presentó documentación médica para justificar su versión, pero los certificados aportados carecían de firma, número de colegiado y presentaban inconsistencias, lo que reforzó las sospechas.
Dado que los hechos podrían constituir un delito de falsedad documental, la Policía ha trasladado el caso a la autoridad judicial. Desde el cuerpo local recuerdan que estas plazas son un derecho fundamental para personas con necesidades reales, y su uso indebido puede acarrear consecuencias legales graves.